La indigencia y la mendicidad asoman más que nunca su rostro sombrío por céntricas calles y bulevares capitalinos; y el número de personas que solicitan ayuda en áreas públicas, es cada vez mayor.
En esquinas cercanas a cafeterías, zonas turísticas o simplemente áreas altamente frecuentadas, con amplio movimiento de venta y consumo de diversos productos, son varias las personas que, en evidente situación de vulnerabilidad, piden dinero o alimento.