Anda muy mal la implementación y desarrollo de la televisión digital en Cuba si los que tienen que ver con dicho programa no han podido resolver el problema de los altos precios que tiene que pagar la población para adquirir, en las denominadas tiendas recaudadoras de divisas, los medios y aditamentos necesarios para poder acceder a sus beneficios durante el ya extenso periodo de transición a la era digital.
Pongamos, por ejemplo, las famosas cajas decodificadoras de alta definición que, tanto las ensambladas en la Isla como las importadas, se comercializan entre los 50 y 60 pesos convertibles según sea el caso, cuando el salario promedio en Cuba en 2016 fue de 24 pesos convertibles, lo cual significa que el precio en cuestión duplica y hasta triplica en ocasiones el poder adquisitivo del ciudadano común.
De lo anterior se deduce que las quejas de la población en este sentido no se hayan hecho esperar y, hasta el momento, no se ha dado respuesta convincente a sus justos reclamos. Incluso los santiagueros y santiagueras se preguntan porqué no se le baja el precio a las que se producen en Cuba; pero evidentemente esta no parece ser una opción a tener en cuenta para quienes pretenden resolver los problemas del país a costa del bolsillo de los sectores más vulnerables de la población.
Esa realidad pudiera estar directamente relacionada con que en Cuba las cadenas de tiendas minoristas son empresas del ejército que actúan como verdaderos monopolios en la esfera comercial por lo que venden, amparados por una legislación comercial proteccionista, sus mercaderías en condiciones de Mercado de demanda.
La gran interrogante para las cubanas y cubanos de pie es: ¿Hasta cuándo la retórica oficial justificará esas prácticas abusivas en que esas tiendas son recaudaras de divisas para beneficiar a los sectores de menos recursos? En esta ciudad del Oriente cubano solo pueden acceder a ellas los que reciben remesas del exterior o los trabajadores por cuenta propia exitosos. Por su parte, los afros descendientes, población sin formación para acceder al deprimido entorno laboral y ancianos pensionados, tendrán que seguir viendo televisión analógica, mala, aburrida y con altas carga ideologizante. ¿Cuándo ocurrirá el apagón analógico en Cuba? Eso, ni Dios lo sabe.