Es una verdad universalmente aceptada de que la salud es un derecho humano y responsabilidad de los estados garantizarla. También es una verdad universal que es responsabilidad de los estados favorecer la prosperidad de la ciudadanía.
Ángela Santos Ruiz es propietaria de una cafetería en la ciudad de Camagüey (al este de La Habana). En días pasados, funcionarios de Higiene y Epidemiología de la provincia fueron a fumigar su barriada contra el mosquito Aedes aegypti – vector del Dengue, la Fiebre amarilla y el Zika, entre otras enfermedades contagiosas que pueden resultar mortales para el ser humano. Para tan importante asunto, escogieron el horario de la mañana.
Refiere Ángela que les solicitó a los funcionarios públicos que regresaran a fumigar su casa donde también tiene su merendero en el horario de la tarde, ya que a esa hora tenía muchos productos como dulces, emparedados y otros fiambres, los cuales se podían contaminar con la fumigación con la consiguiente pérdida económica para su negocio.
La persona a cargo del equipo de funcionarios no entendió las razones de Ángela y ante la negativa de esta a dejarles pasar al domicilio, la multaron.
Para el Observador Económico, este caso no está exento de complejidad. La ley establece la obligatoriedad de la ciudadana para con el estado sanitario del país. Consideramos que, aunque ciertamente la situación epidemiológica en el país es grave, no hay razón para afectar la economía de los ciudadanos. Las autoridades gubernamentales cubanas deben saber combinar acciones de saneamiento considerando que el trabajo por Cuenta Propia genera una dinámica social diferente que hay que tener en cuenta. Pero, mientras el socialismo cubano considere la propiedad privada como secundaria y complementaria de la estatal, el comportamiento de las instituciones oficiales seguirá siendo irrespetuoso y desconsiderado con el sector privado. Al mismo tiempo, mientras no se supere ese estado irracional de las cosas en Cuba, continuará el deterioro del sistema de salud cubano por falta de recursos económicos. Todavía hoy se mantiene el acceso universal de la población cubana al decrépito sistema de salud, pero con unos niveles de calidad muy bajos. Mañana se podría sufrir la emergencia de enfermedades propia de la extrema pobreza como la fiebre amarilla o el cólera.