Maikel Cabeza Guerra es un joven cubano de 25 años. Vive en Camagüey (al este de La Habana) y trabaja por cuenta propia como operador de transporte (conduce una bicitaxi), trabajo agotador que le demanda buena preparación física. Como muchos de sus iguales en el mundo, en su tiempo libre disfruta de su pasión: el futbol.
Trasladando a unos clientes por las estrechas callejas de la parte vieja de la ciudad, fue detenido por la acción conjunta de la policía y el cuerpo de inspectores de la Dirección de inspección y supervisión provincial, los cuales le reclamaron por adornar su bicitaxi con una bandera del Real Madrid FC, del cual Maikel es fanático.
Los funcionarios le explicaron que por órdenes del Gobierno de Camagüey queda prohibido dar propaganda a banderas de otros países, solo se permite la cubana. Maikel, quien no cabía en su asombro ante tal ignorancia, intentó explicar que la bandera era de un club deportivo y no de un País, pero los miembros de la fuerza pública no atendieron a razones y lo multaron, además de exigirle retirar el gallardete merengue.
Consideraciones del Observador Económico: Es cierto que en Cuba predomina una gran incultura jurídica en lo relacionado con la propiedad intelectual, en especial con el uso de marcas y signos distintivos. También es sabido que a partir de 1959, con la fuerte restricción a la propiedad privada, el fortalecimiento de los monopolios económicos estatales y los fallos de los modelos económicos socialista implementados, esos tópicos jurídicos y muchas de las prácticas comunicacionales como la publicidad fueron desterradas y satanizadas por el Gobierno cubano por constituir “males del Capitalismo”.
En todos los paisajes urbanos cubanos se utilizan indiscriminadamente las más famosas marcas de autos, clubes de futbol, cosméticos, modas….del mundo en los más insospechados fines. Y no pasa nada. Es por eso que Maikel, los policías, funcionarios, autoridades del gobierno provincial y el 70 % la población cubana nacida en el socialismo cubano, no entienden nada de normas que regulan el uso de marcas, patentes y eslogan de uso comercial.
Para este Observador Económico debería ser el afectado, en este caso el Real Madrid FC, el reclamante por el uso de su propiedad industrial y no el cuerpo de inspectores y la policía cubanas, que con su actuar arbitrario no hacen otra cosa que afectar el desarrollo de la iniciativa privada.