Comenzado los años 90, Cuba comenzó a funcionar sobre la base del dólar estadounidense (USD), como consecuencia de la crisis económica que atravesó el país. El turismo, la inversión extranjera, las remesas y otros sectores denominados emergentes empezaron a usar como medio de pago el USD. De esta manera, se intentaba aislar el desarrollo de tales sectores de los crecientes desequilibrios e inestabilidades imperantes en el resto de la economía.
La dolarización semejó, en realidad, a una dualidad monetaria ya que el peso cubano (CUP) siguió operando en gran cantidad de áreas como medio de pago y reserva de valor.
El gobierno cubano, 10 años más tarde implementó un conjunto de medidas que al principio «desdolarizaron» las cuentas corrientes y las transacciones entre las empresas estatales cubanas, y luego la red de tiendas minoristas y gran parte de las cuentas de ahorro de la población. Si en aquel momento el USD se hubiese reemplazado por el CUP, la desdolarización habría significado la eliminación de la dualidad monetaria. Pero no sucedió de esa manera. Entre 2003 y 2004, la moneda que sustituyó al dólar fue el peso cubano convertible (CUC). De esta forma se llega a la situación presente, la dualidad monetaria, al circular paralelamente dos signos monetarios nacionales.
En la actualidad, existe un consenso bastante amplio, tanto en ámbitos académicos como en el gobierno, en que este sistema genera una serie de distorsiones y efectos negativos y que, por lo tanto, debe eliminarse.
Usualmente la doble moneda tiende a identificarse con las desigualdades de los ingresos. Existen varios motivos que sustentan esta idea. Primero, el hecho de que las ramas de más baja productividad y salarios se hayan mantenido desde los años 90 en pesos cubanos, mientras que se desarrollaron segmentos dolarizados vinculados a las actividades de mayor dinamismo, como el turismo y la inversión extranjera.
Se fue creando entonces una diferencia entre los trabajadores del Estado con bajos salarios –que financiaron indirectamente el empleo y los gastos sociales durante la crisis a través del «impuesto inflacionario»– y las familias que pudieron acceder a otros ingresos fuera de los márgenes del sector estatal tradicional, provenientes de las remesas y contratos en el exterior de artistas, deportistas y, más recientemente, médicos y otros profesionales, entre otros. Como los salarios que paga el Estado se cotizan en pesos cubanos y este conjunto de actividades emergentes se realiza en pesos convertibles, se ha originado la percepción de que la dualidad monetaria es la causa de las desigualdades.
Sin embargo, son los bajos salarios los que principalmente condicionan las inequidades. A su vez, los bajos salarios están determinados por la baja productividad, la ineficiencia de las empresas estatales en determinadas ramas y, en general, el sistema estatal centralizado, el difícil entorno internacional que enfrenta Cuba desde los 90 y la política de pleno empleo. Por tanto, las desigualdades terminan siendo no un tema monetario, sino una cuestión estructural.
La segunda razón que tiende a asociar doble moneda con desigualdad es la falta de información y de análisis expuestos de manera pública. Son escasas las publicaciones que abordan la dualidad monetaria, en los medios de comunicación cubanos no se debate sobre este asunto y el propio discurso oficial en ocasiones asoció las diferencias en los ingresos con la dolarización y la doble moneda.
El problema es que tal desconocimiento se ha convertido en expectativas y demandas por parte de la población para que se mejoren los ingresos reales y se reduzcan las diferencias a través de la eliminación del sistema de doble moneda. A mediados del 2008, el Partido Comunista de Cuba distribuyó un documento en el que por primera vez se analiza integralmente el asunto.
De hecho, después de haber sustituido en los últimos años el dólar por el peso convertible las desigualdades se mantienen. Lo mismo probablemente sucederá cuando se decida eliminar la dualidad monetaria y se sustituya el peso convertible por el peso cubano en los mercados de la población1.
Evidentemente, la eliminación de la dualidad monetaria en los mercados de la población acaba con las desigualdades y lo hemos apreciado recientemente. Para el cambio de precios de pesos convertibles a pesos cubanos no puede tomarse otra que la tasa de cambio vigente en Cadeca, debido a que esta es la tasa de cambio que refleja la disponibilidad de divisas existentes en el país para respaldar los pesos cubanos en circulación.
Un camino que se puede seguir utilizando para reducir las desigualdades entre los ingresos -que no depende de la eliminación de la dualidad monetaria- es ir revaluando progresivamente la tasa de cambio de Cadeca. Sin embargo, esto no descansa en una decisión, sino en que existan las condiciones requeridas. El valor de la tasa de cambio obedece a factores reales en la economía, tales como los ingresos por exportaciones, la capacidad de sustituir importaciones, la competitividad de la economía cubana, entre otros.
Otro camino -que tampoco está condicionado a la eliminación de la dualidad monetaria- es el incremento de los salarios y pensiones. Éste también depende de que existan las condiciones en el sector real de la economía, específicamente en la productividad del trabajo. Un incremento de salario nominal que no esté respaldado por un aumento de la productividad se iría a inflación, retornando así el salario real al punto inicial.
En el año 2005 se revaluó la tasa de cambio del peso cubano en Cadeca debido a que el país empezó a recibir mayores ingresos externos y la cuenta corriente de la balanza de pagos experimentó un superávit. Ese mismo año aumentaron los salarios y las pensiones, respaldados por un mayor crecimiento del PIB.
Son estos factores los que posibilitarán continuar aumentando el poder adquisitivo de las familias que dependen de los ingresos asociados al sector estatal. De esta forma se podrán ir reduciendo gradualmente las desigualdades. La dualidad monetaria en el sector de la población puede eliminarse en cualquier momento y ello no representa ningún beneficio o perjuicio adicional en este proceso.
Lamentablemente, la política monetaria no puede cambiar de un día para otro la situación de un país. Las condiciones monetarias pueden favorecer el desenvolvimiento de la economía pero los que deciden son los factores reales.
Donde sí pueden existir una gran cantidad de efectos favorables asociados a la eliminación de la dualidad monetaria es en el sector empresarial, los cuales, terminarán también beneficiando a la población. La dualidad monetaria en el caso empresarial se distingue por la imposibilidad que tienen las personas jurídicas de cambiar los pesos cubanos por otras monedas y por la sobrevaloración de la tasa de cambio oficial del peso cubano; para las personas jurídicas 1 peso cubano equivale a 1 CUC. La eliminación de la dualidad monetaria obligaría a resolver estos problemas, ahí radica su mayor beneficio.
- Otra opción para eliminar la dualidad monetaria es llevarlo todo a pesos convertibles, pero parece un proceso más difícil como resultado de que los salarios y la mayor parte de los ahorros están en pesos cubanos. ↩