El Observatorio de Derechos Económicos de Cuba, ODEC, cumpliendo con una de sus principales líneas de trabajo, consistente en el monitoreo de la realidad económica y social de Cuba en el actual y crítico momento que se encuentra la Isla. Con una agenda cargada de preguntas fuimos al encuentro del académico y político Enix Berrio Sardá. Esperamos que sus reflexiones nos ayuden a entender un poco más la compleja realidad cubana y su futuro inmediato.
- En términos reales qué significa la aprobación por el Parlamento cubano de los documentos del PCC denominados “Conceptualización del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista”, “Plan de desarrollo económico y social hasta 2030” y “Propuesta de visión de la Nación, ejes y sectores estratégicos y Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y de la Revolución para el periodo 2016-2021”
Para mi significa la primera de las dos fases en que se verificó el secuestro del futuro democrático de Cuba. Con lo consumado en los predios legislativos-partidistas, el escenario postCastro no sufre transformaciones: dictadura del PCC y no reconocimiento y represión de la sociedad civil opositora por el Estado. O sea, se ha hecho público y legal el tipo de transición que el Partido Comunista de Cuba impone: Más de lo mismo. La segunda fase fue la farsa electoral en la que todos fuimos testigos de un triste dejàvu de candidaturas cómodas y convenientes al Establishment con el que se pretende mantener el sistema político de los últimos cuatro décadas.
Si en 42 años los parlamentarios cubanos, y de paso incluyo a todos los actores de la sociedad civil oficial, jamás se ha opuesto o criticado a los representantes del PCC en los poderes reales, la nueva legislatura no puede ser diferente a las que le precedieron cuando el 80% de sus miembros militan en el PCC o en su organización juvenil.
Estoy convencido de que muy pronto asistiremos, en una suerte de vía rápida, a la cacareada reforma de la estalinista y antidemocrática Constitución de la Republica de 1976, “cambios” consistentes únicamente en vaciar la Carta Magna de toda posibilidad de promover iniciativas ciudadanas para favorecer un cambio político democrático en Cuba.
Tampoco habrá reforma a la Ley Electoral para atemperarla a estos tiempos de auditorías internacionales, observación independiente o acompañada, voto electrónico, participación de la emigración. Y lo más grave: en la letra del instrumento jurídico se mantendrá la irrevocabilidad del llamado socialismo cubano.
Eso es muy peligroso y debe llamar a la reflexión y a la actuación solidaria y urgente de los gobiernos, organizaciones internacionales y los demócratas de mundo porque se avecina un periodo de mayor represión en Cuba en tanto las voces emergentes que disienten de la manera en el que PCC hace e interpreta la política se acrecentarán en número y cualidad. Esperar cinco años a otra farsa electoral no es posible en Cuba. Hoy somos decenas de miles los que adversamos el Régimen pero no tengo la menor duda de que acrecerán en la medida que las crisis económica y política se hagan mayores. Solo es cuestión de tiempo y quien tenga alguna duda que acuda a las investigaciones sociales y sondeos de opinión de la ciudadanía realizados por actores independientes.
El PCC con Raúl Castro como Presidente hizo en política lo que quiso, jugó hábilmente a la reforma gatopardista de cambiar para que todo siga igual y así entretuvo a la mayoría de los actores políticos internacionales que, engañados u oportunistas, le otorgaron cierto reconocimiento y apoyo, al tiempo que recrudeció con un muy sofisticado arsenal la represión a las voces internas cuestionadoras del modelo. Sin embargo, a pesar de los intentos de acallar las voces disidentes, el 43% de la ciudadanía cubana considera que debería generase un proceso o espacio de negociación política entre el PCC-Estado cubano y actores de la sociedad civil no oficial. Huelgan los comentarios.
Luego de transcurrido casi un decenio en Cuba bajo la presidencia de Raúl Castro no ocurrió nada significativo en términos políticos salvo la madurez alcanzada por gran parte de las organizaciones, actores sociales y personalidades que conforman la satanizada sociedad civil que adversa al Régimen. En lo personal, tal vez por mi formación religiosa y política, no soy partidario de la violencia como arma política. Sin embargo, el estado de cosas en Cuba pone en entredicho las opciones reformistas para favorecer los cambios democráticos en este país. Estoy convencido que para acabar de fracturar el decrepito y reaccionario sistema político cubano hace falta opciones mucho más radicales y confrontacionales. La Sociedad civil cubana tiene la legitimidad del mundo para enfrentarse al Régimen en todas las maneras posibles.
En segundo lugar, con ese proyecto gatopardista que la propaganda política oficial ha vendido como la ‘actualización del socialismo cubano’ se pretende, de una vez y por todas, evitar las comparaciones de la realidad económica cubana con los exitosos modelos económicos de China y Vietnam liderados igualmente por un partido comunista, para de esa manera posicionarlo como “socialismo a la cubana”.
En economía se pretende vender un proyecto que en 12 años deberá transformar a Cuba en una nación próspera y sostenible. Quien conozca la realidad cubana o viva en ella sabe que no salimos de la crisis económica, hecho reconocido por las autoridades, y que con una dinámica de crecimiento tan baja y los desequilibrios que afecta la economía cubana ya apuntados, solo se trata de una propuesta falaz e irresponsable.
Más que la contracción económica, que resulta una interpretación temporal cortoplacista, me gusta emplear el término modelo económico fallido que es mucho más preciso y ajustable a la actualidad nacional y permite comprender que la economía es la base de los cambios en Cuba.
Los desequilibrios y contradicciones del modelo económico socialista cubano obligan, se quiera o no, a hacer cambios profundos que se reclaman en todos los órdenes de la realidad social. Nadie en Cuba pone en duda la necesidad de los cambios. Reitero, hay estudios muy serios que lo así lo demuestran.
Se debe superar el fraccionamiento polarizado de la sociedad cubana, hay que construir un pueblo políticamente operativo para la construcción de la democracia y un proyecto de País que incluya a los cubanos y cubanas que viven en el exterior. Si nos planteamos el cambio así, pudiera ser esperanzador y movilizador de las energías y recursos de este pueblo. En cambio, si lo consideramos como un mero relevo de un grupo o de una elite que ven la economía como una parcela propia y la manejen a su antojo, el panorama es desalentador.
Lo importante es decidir qué tipo de cambio hacer en Cuba y eso supone, al menos así lo aprecio yo, darle a la ciudadanía cubana la posibilidad de decidir sobre su futuro, de poder optar por el proyecto de desarrollo social más conveniente. Eso es lo trascendental y el liderazgo del PCC tiene que asumir esa realidad con responsabilidad.
El proyecto del PCC se pretende imponer como un proyecto que beneficia a la Nación cubana, arrogándose el derecho de definir desde la mirada sesgada del Partido, quiénes forman parte de esa Nación. Eso es una burda manipulación más proviniendo de un Gobierno que se niega a abordar públicamente el tema de la emigración.
- En su opinión, el paquete de medidas de ajuste estructural tomadas por el Gobierno cubano para solucionar la crisis económica han sido acertadas y coherentes con la dimensión del problema a resolver?
En lo absoluto. Hay suficientes diagnósticos acerca de los graves problemas de la economía cubana y pocas propuestas sensatas y responsables para su solución en términos de crecimiento económico sostenible y ninguna de ellas emana del Gobierno cubano.
Siempre me gusta precisar que la economía es un instrumento, un medio para alcanzar el desarrollo y no un fin en sí misma. Cuando se habla de economía hay que tener presente que las políticas económicas, o sea, lo que un Gobierno implementa en materia de precios, impuestos, industria, empleo, inversiones, educación, salud, agricultura, gasto militar y un larguísimo etcétera deben tener como objetivo el desarrollo económico. ¿Para qué sirve a los cubanos y cubanas de a pie conocer eso? Pues para evaluar cuán válida y coherente son las políticas económicas del Gobierno cubano y en qué medida favorecen o frenan el desarrollo del país más allá del discurso político y la propaganda.
En mi opinión, las medidas requeridas para sortear la actual crisis económica son complejas y dependen de la visión del problema que se tenga y de la voluntad política de asumirlas en un contexto en el que inciden variables tan disimiles como el realismo y madurez política de los dirigentes cubanos, la relaciones económicas y políticas internacionales, coherencia del proyecto de País, e incluso hasta el papel de la sociedad civil opositora en la eficacia de las políticas públicas.
Me gustaría poner un ejemplo muy simple que tiene que ver con el día a día de los cubanos y cubanas de a pie que vivimos en la Isla: la alimentación, que resulta carísima y de mala calidad. Es sabido que la agricultura cubana requiere de inversiones, buenas prácticas productivas y tecnologías, además de fuerza de trabajo. Sin embargo, y a pesar del endeudamiento millonario que tiene el Gobierno cubano con los pequeños agricultores privados, los cuales solo poseen el 14% de la superficie agrícola, casi 200 de ellos han logrado acumular recursos financieros multimillonarios que no pueden invertir en la producción agropecuaria por falta de un mercado interno donde adquirir aperos, semillas, transportes y tecnologías, por la maquinaria burocrática que los explota y las absurdas limitaciones impuestas por el Gobierno para usar esos recursos financieros legítimamente obtenidos que están obligados por ley a depositar en el sistema bancario estatal.
Sostengo que para superar el viejo ciclo vicioso de la economía cubana, entiéndase; bajo crecimiento y la falta de liquidez en divisas que provoca endeudamiento externo y también interno, hay que redimensionar el decrépito sistema empresarial a partir de criterios de eficiencia internacionales para cada sector, estimular el desarrollo del sector privado en todas las parcelas de la economía, lograr tasas de acumulación de capital del 25% del Producto Interno Bruto, suprimir la dualidad monetaria y cambiaria, potenciar el desarrollo local, recomponer las relaciones económica internacionales del País, informatizar la sociedad y fomentar la inversión de la emigración en todos los sectores de la economía.
Como es obvio, todo lo anterior tiene que lograrse a través de un modelo económico transicional que excluya el monopolio unipartidista y potencie la participación de la sociedad civil y de la ciudadanía en los procesos de toma de decisiones que les afecta y atañe.
- Respecto a la dualidad monetaria y cambiaria, las autoridades cubanas aseguran que en 2018 quedará definitivamente resuelto ese problema. ¿Qué opina al respecto?
Hay que recordar que esa medida formó parte del paquete de reformas implementado hace ya un cuarto de siglo con el objeto de resolver el problema de liquidez en divisas del país. Entonces pudo ser válida pero hace mucho tiempo debió haberse suprimido, por lo que creo que como balance ha causado más problemas que beneficios.
La dualidad de monedas y tipos de cambio tiene enormes costos para el sistema empresarial y la ciudadanía en general. El excesivamente sobreevaluado tipo de cambio de 1 peso cubano por peso convertible distorsiona la medición económica y las decisiones que se toman a nivel empresarial, fiscal y como parte de la planificación centralizada. Por tanto, para eliminar la doble moneda y la duplicidad de tipos de cambios, el Banco Central tiene que devaluar el peso cubano en el sector empresarial.
El factor más distorsionante es la duplicidad de tipos de cambio que es el principal factor que ha complicado la eliminación de la doble moneda en la economía cubana. Durante 20 años para las personas naturales 24 pesos cubanos equivalen a 1 peso convertible, mientras que para las empresas e instituciones 1 peso cubano equivale a un peso convertible.
Otras interrogantes a las que se debe dar respuesta en el proceso para eliminar la dualidad monetaria y cambiaria serian: ¿Qué moneda doméstica escoger para la unificación? Las autoridades han asegurado que será el peso. ¿Cuál sería la divisa de referencia internacional? Pudiera ser el dólar norteamericano, hegemónico en el sistema financiero internacional o quizá el euro, divisa en la que se llevan las cuentas de operaciones del comercio exterior. ¿Es posible devaluar el peso convertible a niveles más realistas en correspondencia con el estado real de la economía nacional? Existen empresas cubanas del comercio exterior y cooperativas no agropecuarias que operan con un tipo de cambio de 10-13 pesos equivalentes a un peso convertible. ¿En términos reales qué significaría utilizar este tipo de cambio para las personas naturales en la Cuba de hoy? Significaría que el peso cubano ganaría valor de cambio por lo que la cesta de bienes y servicios que un comprador adquiere hoy con 24 o 25 pesos la puede adquirir con 10, 12 o 13 pesos.
Para ello habría que recuperar el peso en base a la reactivación del sistema productivo y el proceso de PE anda sobre la cuesta de una tortuga de ineficiencia y burocratismo desmedido. Aumentar las importaciones con el consiguiente endeudamiento externo no parece ser una opción real para Cuba por: disminución de los ingresos por exportaciones tradicionales y de servicios a Venezuela, el empleo de esos menguados recursos financieros para el pago de deuda externa recién renegociada con acreedores multilaterales como el Club de Paris o bilaterales como China, Rusia, Irán y Venezuela y la innegable realidad de no hay muchos capitales dispuestos a invertir en la Cuba actual.
En mi criterio, a lo anterior hay que añadir un gravísimo problema para estudiar la economía cubana consistente en el falseamiento gubernamental de las estadísticas referidas a muchos procesos económicos. He realizado trabajos sobre el sector externo de la economía cubana donde se prueba la práctica de falseamiento estadístico oficial. Ojala a alguien le interés el tema y permita hacerlo público. Yo cuestiono la veracidad de todo el sistema estadístico en materia económica de Cuba.
- Uno de los pilares de la propaganda oficial en materia económica y social es que en Cuba se impulsa el desarrollo de la propiedad privada en forma de trabajo por cuenta propia. ¿Cuál es su opinión al respecto?
En el 1989 en toda Cuba había 20 mil trabajadores privados en una población económicamente activa de cuatro millones de trabajadores, todos estatales. No hay dudas de que cuando en Cuba se implementan medidas económicas a favor del sector capitalista, no es sobre la base de aceptación sino todo lo contrario, a regañadientes y siempre poniendo cortapisas. A partir de 1959 los políticos cubanos siempre han sentido rechazo a la iniciativa privada. Eso no lo puede negar nadie y está relacionado con la singular manera de interpretar los dogmas del marxismo leninismo.
Aunque en Cuba se declara constitucionalmente el derecho al trabajo y a la libre elección del mismo sin discriminación de ningún tipo, el modelo económico y político oficial reconoce la propiedad privada solo en determinadas actividades y sectores de la economía, otorgándole un carácter complementario y subordinado al ineficiente pero mayoritario sector estatal, por lo que el Partido Comunista de Cuba se permite aplicar políticas regulatorias sobre los límites, espacios de actuación y hasta la apropiación privada de los resultados del trabajo y las utilidades en estos negocios en los que participan el 11,2 por ciento de la fuerza laboral ocupada del país.
En 2017, y como resultado de la férrea política estatal de “regulación” del trabajo privado, se dejaron de otorgar licencias de operación en las más demandadas actividades económicas privadas. En el mismo periodo fueron sometidos a “revisión” la importancia social, alcance, carga tributaria y costos operacionales de todas las actividades autorizadas en Cuba para ejercerse por la iniciativa privada y en cooperativas, así como el “historial o expediente” de cada propietario o trabajador, lo que ha llevado al desempleo de manera indefinida y sin garantía salarial a 40 512 trabajadoras y trabajadores en un contexto de profunda crisis estructural de la economía cubana generador del significativo déficit en la oferta de productos y servicios a la población.
Aun cuando las autoridades gubernamentales reconocen que en el país se cuentan más de un centenar de personas naturales con capitales superiores a los 100 millones de pesos, resultados de su gestión como trabajadores privados, en el sector de la economía con presencia de capital extranjero, ya sea 100% o con alguna participación gubernamental, se prohíbe la participación de personas naturales cubanas en condición de inversionistas. Por su parte, la fuerza laboral cubana que labora en esos escenarios es considerada como un activo por la parte cubana que es la que determina el salario del trabajador del cual se apropia hasta del 80%.
Peor suerte corrieron miles de trabajadores de la salud, educación, deportes e ingenierías quienes, con su trabajo en el exterior durante dos o tres años, aportan el principal ingreso de la economía cubana y los cuales, además de ser expropiados del 70% del salario que los Estados beneficiarios pagan al Gobierno cubano por concepto de “colaboración”, fueron expuestos a laborar en condiciones de peligro para sus vidas en países con grave crisis de gobernabilidad e inseguridad ciudadana o con grave situación epidemiológica. Las victimas resultantes de la cubanofobia en algunos sectores poblacionales de Venezuela no son de conocimientos público.
Las afectaciones generadas en el sector privado y cooperativo por la permanente intromisión estatal fueron favorecidas por la complicidad de la sociedad civil cubana oficial, entre ellos los 17 falsos sindicatos nacionales y la Central de Trabajadores de Cuba, la que durante todo el ejercicio económico no se pronunció respecto a la discriminatoria política gubernamental y la política económica que la sustentó. Pudiera seguir poniendo de manifiesto el grueso expediente del PCC en contra de la iniciativa privada, pero creo que la realidad es mucha más rica que todo lo que pudiera decirse al respecto.
- ¿Cómo aprecia Ud. los resultados de la política de inversión extranjera en Cuba?
Es sabido que la economía cubana no genera recursos para su desarrollo, o dicho de manera más simple, el modelo económico frena el desarrollo de las fuerzas productivas. En realidad pudiéramos estar mejor, potencialidades para ello tenemos, lo que falla son las estrategias y políticas económicas del Gobierno.
Si no hay recursos, se compra en el exterior y eso implica endeudamiento externo. Pero ¿cómo pagar lo adeudado y seguir creciendo en economía? Una forma pudiera ser atrayendo capitales externos hacia la economía donde se producen bienes y servicios, o sea, que tengamos más riqueza: alimentos, ropas, transportes, electricidad, mejor sanidad, educación y cultura. Esa es la inversión extranjera.
Pero hay que tener en cuenta que esos capitales no abundan por lo que para atraerlos existe una gran competencia entre países, hay que ofrecerle seguridad al capital de que no les pasará nada, que tendrá utilidades y que luego podrán seguir su curso a otros lugares. La paradoja aquí es que la economía cubana pudiera ser atractiva, tiene sectores atractivos pero no lo son los instrumentos jurídicos que regulan la actividad y mucho menos las políticas económicas del Gobierno.
Veamos otro ejemplo: el sector del turismo, pionero en recibir inversión extranjera con el consiguiente desarrollo de una significativa infraestructura turística, pero las políticas económicas del gobierno cubano no han logrado que ese sector sea capaz de estimular al mismo tiempo y de manera sostenible producciones nacionales. El turismo necesita de sábanas, materiales de construcción, agua, electricidad, telefonía, flores, transportes…alimentos, todo con altos niveles de calidad.
Pero, si la agricultura cubana, y ya sabemos los problemas que la afectan, no es capaz de satisfacer los requerimientos de tomates y mangos, por solo citar dos productos agrícolas, con la calidad que se requiere. ¿Qué ocurre? Pues se traen de México o de la República Dominicana. Esos recursos se escapan al exterior. Son políticas fallidas.
En la actualidad nadie apuesta por una economía que sustenta sus políticas en un modelo que las propias autoridades cubana, incluido Raúl Castro, consideran agotado y que se muestra contradictorio, ineficaz y desesperanzador para el ciudadano común.
Cuba plantea que requiere de 8 mil millones de dólares estadounidenses por inversión extranjera en cuatro años. Esa cifra pudiera estar muy por debajo de las necesidades de financiamiento externo requerido por la maltrecha economía nuestra, pero obtenerlo es irreal si se conoce que esa misma cifra fue el monto total recibido por el conjunto de todas las economías del Caribe insular por concepto de inversión extranjera en 2015.
Hay que ser realista, no hay muchos capitales dispuestos a invertir en la Cuba actual. No basta el discurso y la retórica oficiales. Los capitales no entienden de eso y ponen sus reglas del juego y sin recursos externos no podemos salir adelante. Ese dilema tienen que resolverlo todos los gobiernos del mundo, menos el de Cuba que no lo quiere entender así. Es cierto que el embargo de los EEUU., ha tenido sus efectos negativos en la realidad económica cubana pero, a mi juicio, lo más dañino han sido las políticas económicas que sustentan las estrategias de desarrollo del PCC.
Por otra parte existe un extraordinario potencial de inversión de capitales especialmente interesados en desarrollar la economía cubana. Me refiero a los recursos de la emigración cubana los cuales superan los actuales requerimientos de capitales de la economía para su crecimiento sostenible y solo esperan cambios en Cuba que favorezcan su inversión en gran escala. Esa realidad podrá ser superada con una transición democrática y un nuevo proyecto de País que beneficie a los cubanos y cubanas de todas partes.
- Concretamente y en relación con la pregunta anterior, qué papel juegan las remesas en la economía cubana actual.
En 2107 deben haber llegado entre 2500 millones y 3000 millones de dólares americanos en remesas. Esa cifras varían según las fuentes y en ello no se incluye las remesas de los trabajadores extrafronterizos, médicos, entrenadores deportivos, farmacéuticos, etc., en virtud de la política de exportación de servicios especializados cubanos que en los últimos años supera las exportaciones de bienes realizadas por el país. Aprovecho esta entrevista para decir que a partir del año 2000 dejaron de publicarse las estadísticas oficiales cubanas relacionadas con las remesas. Por esa causa existen dificultades para la determinación de los montos de los flujos que llegan al país, ya que aún se remesa por canales indirectos como familiares, amigos y las denominadas mulas.
En mi opinión la omisión por el Gobierno cubano de tan importantes datos tiene la intención oportunista de minimizar el papel económico de la emigración y así evadir el debate acerca de los derechos políticos de la emigración en correspondencia con su importancia económica actual y futura.
Los montos de capitales procedentes de las remesas enviadas por la diáspora cubana han tenido como principal destino el consumo de los nacionales receptores y el fomento de negocios privados en los marcos del trabajo por cuenta propia, principalmente en los negocios de gastronomía donde hay 2 mil paladares, 24 mil habitaciones en casa de rentas y para la adquisición de medios de transporte público.
La principal limitante que se observa en estas iniciativas de inversión es que, como tal, estas no tienen un impacto significativo en el crecimiento económico debido a que la mayoría de las actividades cuentapropistas no generan un alto valor agregado.
Respecto a estas iniciativas de inversión se puede señalar al propio marco regulatorio cubano actual como un importante freno, ya que al impedirse importar bienes de capital y capitalizar las remesas en forma de bienes inmuebles, eso fomentaría un mercado de derechos de propiedad sobre activos (vivienda, locales para venta y alquiler) se frena las posibles iniciativas de inversión de la diáspora que generen mayor valor agregado y, por consiguiente, tengan un impacto superior sobre el crecimiento económico del País.
Una arista del análisis que no se puede soslayar es que los emigrantes cubanos, por su desempeño económico en contextos económicos altamente competitivos, han desarrollados competencias individuales y poseen un extraordinario potencial inversionista de capitales que sobrepasan los requerimientos actuales de la economía cubana para asegurar no sólo la recuperación coyuntural sino también favorecer el desarrollo económico sostenible de Cuba. Pero para ello las autoridades cubanas deben permitir la inversión directa personas físicas de contraparte en la economía nacional.
A los elementos anteriores, que en su conjunto ponen de manifiesto la relevancia de la emigración cubana para la transformación del país, se añade que los cambios ocurridos a niveles sociológico y demográfico en la emigración cubana está condicionando un cambio de actitud en determinados sectores de la diáspora mucho más favorable que antaño. Pero para que se produzca ese interés por la inversión en Cuba habría que resolver el problema de las confiscaciones de los años 60, bien por medio de privatizaciones o por una ley de punto final. Este es un tema que se tiene que resolver para que el marco de derechos jurídicos de propiedad sea estable y reconocido.
- ¿En su opinión qué papel juegan los militares en la economía del país y qué papel le pronosticas en futuro inmediato?
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias, FAR, no son solamente el ejército de Cuba. Su historia es la de ser un poder dentro del poder real al margen de la institucionalidad formalmente aceptada. En Cuba existe una dictadura partidista y en el principal órgano de decisiones partidario, el Buró Político, hay fuerte presencia de generales, los cuales constituyen una verdadera gerontocracia militar ante el hecho de que los políticos civiles no tienen capacidad para incidir en las tomas de decisiones. Soy del criterio de que ese liderazgo actúa como una poderosa fuerza que impone su dinámica reaccionaria en los procesos de cambios en la Isla.
Vistiendo de civil, los militares de alta graduación dirigen la mayoría de los ministerios y la totalidad de las empresas importantes por su impacto económico. Eso en Cuba es algo normal que no es objeto de discusión. En definitivas en este país para poder acumular cuotas de poder real hay que ser miembro del PCC.
Esa realidad tan bizarra data de la década de los 60 y, en mi opinión, está directamente relacionada con varias cuestiones como las características personales del Fidel Castro, la rara avis institucionalidad cubana en la que el PCC está por encima del Parlamento, la existencia de una sociedad civil independiente reprimida invisibilizada y satanizada por Régimen, así como el papel asignando a ese ejército en la geo estrategia política soviética. Un ejército de unas proporciones extraordinarias para las dimensiones de este país fue empleado en la penetración del Socialismo en África durante el periodo de descolonización y en América Central en los 70 y 80.
Esa es una historia poco tratada por la historiografía de la Isla e ignorada por la prensa oficial. Y eso no es muy difícil de entender. Las instituciones militares cubanas requieren de total autonomía respecto a las instituciones civiles y de grandes financiamientos que no puede obtenerse por vías normales. Por eso no se financian ni contabilizan como el resto de la economía cubana. Son mundos paralelos al que le está vedado la entrada a la ciudadanía, la prensa y la sociedad civil. Del mundo interior del ejército no se habla. Es desconocido. Ejemplo de ello fue el nulo impacto que tuvo la denuncia del convenio militar con Corea del Norte que viola las sanciones de la ONU al país asiático.
Con la caída del Socialismo de corte soviético, las FAR actúa en función de los intereses geoestratégicos del Partido Comunista de Cuba. En la actualidad ese ejército actúa de múltiples maneras en escenarios como Venezuela, Nicaragua o Bolivia para solo citar tres ejemplos de tantos. Sin embargo en las misiones de paz de la ONU hay poquísimos militares cubanos. Si las elites del PCC lo consideran necesario, los militares cubanos actuarán dentro y fuera de nuestras fronteras nacionales y en función de ellos se dispondrán los exiguos recursos económicos del país.
Yo no sé qué pasará con las instituciones militares cubanas ahora con la nueva administración norteamericana. Habrá que estar atento, aunque esto no es de dominio público, sobre las importaciones militares procedentes de China y Rusia; segundo y cuarto exportador de armamento mundial, respectivamente, con historia y mentalidad imperial, aliados estratégicos de Cuba y con proyectos geopolíticos respecto a los EE.UU.
En lo económico los sectores que fueron favorecidos por la inversión extranjera directa como el turismo internacional, las telecomunicaciones y el sector inmobiliario son controlados por los militares cubanos como procesos cerrados.
Los recursos generados por esos sectores no son sometidos a contraloría social, nadie exige responsabilidad a los militares por su gestión en los negocios cubanos en el turismo internacional donde controlan el 80% de ese sector, o por el control absoluto del monopolio estatal de las comunicaciones (que incluye el único proveedor de internet), o por el empleo de los multimillonarios recursos rusos, iraníes y chinos en los ferrocarriles, la gestión de zonas, puertos y depósitos francos, transportación terrestre de mercancías, aeronáutica civil, redes de establecimientos comerciales mayoristas y minoristas, restauración y conservación de La Habana y otra ciudades, en fin. Casi todos los actores económicos relacionados con rubros exportables o servicios generadores de divisas y las empresas cubanas en el exterior son monopolizados o controlados por militares. ¿Ante quiénes responden? Ante las elites del poder del cual son parte: el PCC.
Pero, lo importante es tener claridad en que ya sean civiles o militares, de lo que se trata es de la dictadura partidista. En tiempos de crisis económicas, y lo estamos hace más de un cuarto de siglo, se imponen los militares. Cuba no es una excepción. Eso es peligroso y debemos estar atentos ante tamaño desafío.
Muchas gracias por la entrevista.