El Instituto Internacional Republicano (IRI, por sus siglas en inglés) ha publicado los resultados de su encuesta sobre trabajadores privados y emprendedores, realizada en el interior de Cuba. Sus datos se asemejan a los obtenidos en la encuesta que el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) realizó recientemente en la Isla y que puede consultarse aquí.
El estudio del IRI busca proporcionar una comprensión más matizada de quiénes son los cuentapropistas cubanos, cómo operan y su perspectiva de la situación socioeconómica actual.
El OCDH analiza a continuación algunos aspectos de la encuesta del IRI:
Cuentapropismo en Cuba: informal, débil y acosado
Los datos recopilados por IRI demuestran el alto grado de informalidad, debilidad e improvisación del trabajo privado en Cuba. Asimismo se constata la ausencia de un mercado nacional (solo el 28% de cubanos son sus consumidores primarios) y la excesiva dependencia del turismo extranjero (el 70%), en actividades básicas para ganarse la vida como la hostelería y la elaboración de alimentos.
El comercio mayorista aparece como un problema capital. El 40% de los cuentapropistas obtiene sus materias primas a altos precios en la red minorista estatal y el 21% las adquiere en el mercado negro. Recientemente, el Gobierno anunció la creación de un mercado mayorista (MERCABAL), al que solo podrán acceder las cooperativas no agropecuarias, y no los cuentapropistas.
Al analizar las cifras de las encuestas de IRI y el OCDH, consideramos que la necesidad de mercados mayoristas y la descentralización en el embudo «importación-exportación» prevalecen como reclamos urgentes para el normal desempeño de la cadena productiva en la isla. Como el Estado mantiene tal monopolio y decide la política de precios centralizadamente, estos repercuten de modo negativo en el consumidor final. Debemos recordar que el estudio sociométrico del OCDH, presentado este mes de abril, muestra que más del 95% califica de “difícil” o “muy difícil” la obtención de los alimentos.
Oficios permitidos, profesiones prohibidas
El 14% de los encuestados por el IRI se dedica al alquiler de su casa para el turismo extranjero. En este caso, sobresale especialmente la cantidad de personas de raza blanca involucradas en la actividad (22%), frente a los afrocubanos (7%). La segunda mayor categoría es la de actividades artísticas, que incluye, entre otros, a músicos y pintores (13%). Luego aparecen los taxistas (12%), dueños de restaurantes (12%) y vendedores de artesanías (11%).
A sectores de situación crítica, como el de construcción y reparaciones, solo se dedica el 4%; mientras que en tecnología, medios y software solo participa el 2% de los cuentapropistas. En resumen, las actividades privadas permitidas por el Gobierno cubano abarcan sectores ajenos a la producción intelectual, tecnológica, docente y de gestión del conocimiento. Así predominan los oficios con baja cualificación. Aunque estos son respetables e imprescindibles en cualquier economía, no deciden los niveles de competitividad global del país, ni los estándares de bienestar.
Un 25% de los cuentapropistas proviene de la Universidad o de las escuelas técnicas y el 64% son jóvenes de entre 18 y 29 años de edad. Los datos confirman otras experiencias publicadas, que muestran la alarmante migración de profesionales cualificados hacia sectores como la hostelería, el alquiler de casas y habitaciones y la restauración. Esto se debe a las pésimas condiciones salariales en las estructuras del Estado y a que no se les permite ejercer sus profesiones bajo las normas del cuentapropismo. Según la encuesta del IRI, el 9% de los cuentapropistas proviene del sector educativo, el 5% de los servicios médicos y el 4% de la ingeniería o construcción.
Empleos y nuevas tecnologías
La encuesta del IRI muestra además que las condiciones impuestas al cuentapropismo frenan la dinamización del empleo en Cuba, lo que mantiene estancadas las cifras oficiales de trabajadores privados. El 31% de los encuestados trabaja sin ayuda en su negocio y el 30% lo hace con otra persona más. Solo el 4% tiene a nueve o más empleados bajo su cargo.
El difícil acceso a las nuevas tecnologías es otro grave problema reflejado. Sólo el 16% promueve su negocio a través de internet, aunque la cifra es menor en el caso de los afrocubanos. El 61% promueve su actividad solo a través del método «boca a boca» y el 28% simplemente no lo promueve. Debemos recordar que la hora de conexión en zonas públicas wifi cuesta un peso convertible (CUC, con valor cercano al dólar de Estados Unidos) por hora y que internet apenas llega al 0,3% de los hogares en todo el país (cifra oficial), a un costo de 15 CUC por 30 horas al mes.
La próxima valoración se relaciona con el dato de los ingresos, también abordado en la encuesta que el Observatorio Cubano de Derechos Humanos realizó recientemente en la Isla y cuyos resultados reflejaron que el 50,6% vive con menos de 28 dólares al mes. En el caso del sondeo del IRI, el 60% de los cuentapropistas declinó responder sobre sus ingresos mensuales. Esto demostraría preocupación por la explícita batalla gubernamental contra la generación de riqueza. El 23% dice ganar menos de 100 CUC al mes y solo el 2% obtiene más de 1.000 CUC.
Ante la incertidumbre actual, una mayoría del 45% no se muestra «ni optimista ni pesimista» sobre su futuro como cuentapropista,
La encuesta de IRI indica además que los principales reclamos de los cuentapropistas cubanos: a) una menor carga fiscal; b) más acceso a internet; c) menos inspecciones; d) acceso a crédito y financiamiento; y e) trámites más fáciles para obtener licencias.
Madrid, 26 de abril de 2018