Durante este 2020 Cuba se ha visto gravemente afectada por la crisis sanitaria de la Covid 19, que ha provocado una acumulación de problemas domésticos, escases y desabastecimiento en todos los niveles debido a la desarticulación ocurrida en los sistemas productivos y logísticos internacionales, trayendo como consecuencias una dura crisis económica para el país.
Sin dudas el sector con mayor afectación este año por la crisis sanitaria es el turismo internacional. El cierre de las fronteras, prolongado por más de seis meses, condujo a un desplome sin antecedentes en los ingresos del sector y las ramas que dependen del mismo, generándose un efecto multiplicador adverso sobre las principales actividades de la economía, deprimiendo los ingresos y el consumo de la población. No obstante, el problema no recae solo en la Covid 19 sino en la propia economía cubana que se enfocó en las últimas dos décadas en un modelo de inserción internacional que dependía, y sigue dependiendo, de la exportación de servicios y principalmente el turismo.
Pero finalmente, después de tanto esperar, el pasado 15 de noviembre abrió el Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana, entrada principal por el que arriba el mayor flujo de turismo al país, reanudando oficialmente los vuelos comerciales regulares en la capital del país. No fue sorpresa para nadie que la mayoría de los pasajeros que llegaron a la capital este domingo, y más de la mitad de los vuelos programados para los próximos dos meses son de cubanoamericanos y cubanos residentes en la isla que se encontraban en los EE. UU., que después de ocho meses estaban esperando la apertura del aeropuerto de la capital para su retorno a casa.
Este gran número de pasajeros provienen en su mayoría de la Florida donde viven gran parte de la comunidad cubana y las cifras de contagio en este Estado norteamericano están sobre los 885 000 casos desde que comenzó la crisis y un promedio de más de 5000 infectados diarios, según fuentes oficiales del New York Times, pero las autoridades cubanas dicen estar listos para esta apertura y que todo funcione sin mayores males.
Aunque claro está que con la delicadísima situación económica el país no puede darse el lujo de perder la temporada alta de turismo que comienza justamente en noviembre sería una estrategia muy riesgosa. Sin embargo, las cadenas hoteleras tienen claro que la recuperación será muy lenta y que no bastará con abrir los aeropuertos y los hoteles, sino que depende en gran medida de la situación de los principales países emisores, tal es el caso del gran volumen de turismo alemán y canadiense que se esperaba para esta temporada, pero debido a la crisis sanitaria y las decisiones de las autoridades de Alemania cerraron sus fronteras internacionales hasta el nuevo año. Esto provocará una recuperación aún más lenta y difícil para el sector en la Isla.
De por si el turismo internacional tiene pronosticado una caída entre un 20 y un 30% y para países importantes con estrategias de desarrollo basada en el turismo como es la República Dominicana (en 2019 el turismo representó el 45% del PIB) que comenzó la reapertura antes que Cuba, solo pronostica un retorno de los niveles de 2019 para el año 2030, significando cuatro (4) años de crecimiento perdido, según la titular de la gremial hotelera de dicho país.
Por lo que para el caso de Cuba la recuperación será aún más lenta condicionada por la dura crisis económica del país y por el modelo arcaico que recarga sobre las espaldas del sector todo el peso de la economía nacional.
Cabe destacar que, desde el punto de vista sanitario, la situación de Cuba es mejor que el resto de los polos turísticos de la región con los que compite. Sin embargo, con la apertura de fronteras y el reinicio de las actividades del sector turístico abre la posibilidad de rebrotes y de situaciones inmanejables y sin marcha atrás.
Mas de la mitad de los turistas que vienen a la Isla pasan por la capital del país, donde se encontraran con una oferta pobre, de baja calidad por la falta de insumos y el desabastecimiento, y con un sector por cuenta propia deprimido, por lo que tendrán, lo quieran las autoridades o no, que concurrir a los pocos establecimientos de la ciudad que presten servicios aceptables por los cuales tendrán que hacer colas y dar lugar a concentraciones que pasaran factura con la pandemia tarde o temprano.
Si bien es cierto que la entrada de turistas provenientes de países aun contaminados por la Covid 19 traerá, nos guste o no, consecuencias sanitarias para el país, también es cierto que la economía cubana está necesitando y mucho del turismo internacional para al menos apalear la crisis. Esta entrada de turistas devolverá muchos puestos de trabajo y reanimará actividades y negocios por cuenta propia en todo el país, devolviendo los ingresos y sustento para muchas familias. Solo hay que apelar por que el Estado cubano sepa manejar esta balanza entre los perjuicios y beneficios de la entrada del turismo internacional.
Foto de cabecera: Publicidad de una casa de renta de la ciudad de Holguin. Cuba. Fotografía del Archivo del Observatorio de Derechos Económicos.