Funcionarios del monopolio eléctrico cubano, Unión Nacional Eléctrica (Une), anuncian con bombo y platillos que “Tras la implementación de las nuevas tarifas para el servicio de electricidad en Cuba, como parte del proceso de ordenamiento monetario, disminuyó en enero el consumo en La Habana.”
Leisy Hernández González, directora comercial de la Empresa Eléctrica en la provincia, precisó que la actual tarifa está diseñada para promover el ahorro, pues mientras más se consume, más caro resulta el kilowatt/hora. La funcionaria enfatizó que las actuales tarifas en todo caso obligan al ahorro.
Y ahí radica el problema que para este observador económico no se resalta o se le presta la atención en medio de la polémica desatada con la tarea ordenamiento: El papel desestimulador de los precios de la electricidad en el consumo.
La electricidad es un servicio básico que deben consumir de una forma u otra toda la población por lo que uno de los principales indicadores de desarrollo de una sociedad es su consumo de energía. En una económica en crisis estructural por casi tres décadas, con baja tasa de crecimiento de su producto interno bruto y en consecuencia con una carencia de bienes y servicios, aumento del desempleo con el deterioro de los indicadores de pobreza y la extrema pobreza, aplicar un tarifazo eléctrico como el que produjo con la tarea ordenamiento es un sinsentido económico que atenta contra el posible desarrollo de nuestro país.
Una medida tal resulta contradictoria con las verdaderas necesidades de la economía cubana. Crecer, estimular la demanda solvente de la población mediante el aumento de la oferta de bienes y servicios producida por todos los actores de la economía cubana, en particular por el aún deprimido sector privado con un potencial de crecimiento significativo en relación con las necesidades económicas y sociales del país.
Encarecer el servicio eléctrico como ha ocurrido con la tarea ordenamiento significa desestimular la inversión en el trabajo por cuenta propia y otras variantes del sector privado en plena crisis económica, desabastecimiento, crisis sanitaria y en la antesala de la aprobación oficial de las micro, pequeña y mediana empresas. Supone no hacer inversiones para recapitalizaciones de negocios, frenar la compra de insumos, bienes de capital entiéndase maquinarias, equipos, herramientas, computadoras u otro tipo de equipamiento que esté destinado a la producción de otros productos o servicios Los bienes de capital son uno de los tres tipos de entradas del productor, siendo las otras dos la tierra y el trabajo, todos ellos conocidos como factores de producción primarios.
En opinión del observador económico el tarifazo eléctrico refleja falta de visión por las autoridades cubanas en el contexto inflacionario de la economía cubana. Eso es grave porque una visión incompleta se puede completar, y una visión distorsionada se puede corregir, pero no se puede superar la miopía de los funcionarios y otros decisores cubanos. Los decisores sin una visión prospectiva son como los miopes que no pueden percibir más allá de un metro de distancia de sus narices. La miopía gerencial se transforma en miopía institucional que, en el mejor de los escenarios, representa la mediocridad de la imitación, y en el peor de los escenarios significa la agonía de la sobrevivencia o de la misma extinción del sistema. Todo empieza con una visión, sin la cual no hay futuro.
Foto de cabecera: Lector cobrador de electricidad de la UNE en plena faena.