Más de doce mil artistas cubanos adscriptos al denominado régimen artístico comercial (conformado por empresas y agencias artísticas estatales) están a la espera de que el Ministerio de Cultura les aclare la cuantía de la ayuda económica por suspensión de actividades causada por el rebrote del nuevo coronavirus en el contexto de la denominada Tarea Ordenamiento Monetario.
Estos artistas, considerados por el oficialismo como trabajadores del sector privado, están entre los que mayor afectación han sufrido en sus ingresos económicos por causa de la pandemia y la burocracia estatal, ya que no fue hasta diciembre pasado, y luego de los sucesos de San Isidro, que se les pagó la atrasada ayuda económica correspondientes a octubre y noviembre.
El Régimen Especial de la Seguridad Social de los creadores, artistas, técnicos y personal de apoyo, así como la protección especial a los trabajadores asalariados del sector artístico, está regulado por el Decreto Ley No. 312 de 2013.
Al respecto, el analista Enix Berrio sostiene que: “Como el discurso oficial cubano solo reconocía una tasa de desempleo del 1.2%, en el presupuesto de Seguridad Social de 2020 no se planificaron gastos para proteger a trabajadores privados y otros sectores vulnerables en estado de necesidad. Es decir, no se contempló la asistencia en caso en situaciones como las generadas por la pandemia por COVID-19.”
La crisis del COVID-19, que ha evidenciado las debilidades e insuficiencias del sistema de protección social cubano, debería ser también una oportunidad para impulsar una nueva generación de políticas de protección social que respondan a los desafíos, tanto existentes como nuevos, que enfrenta la sociedad cubana en materia de bienestar. La pandemia ha puesto al descubierto no solo las limitaciones estructurales del modelo de desarrollo sino también la profundidad de las fallas e insuficiencias del sistema de protección social y de los regímenes de bienestar en general.
Ante el peligroso rebrote de la COVID-19, en Cuba se regresa gradualmente a los confinamientos con la consiguiente la paralización de las actividades culturales, situación en la que se vuelve a colocar a los artistas en estado de necesidad. Todo lo anterior se ve agravado por el desconocimiento de las cuantías de la ayuda económica para enfrentar el costo de la vida en el proceso inflacionario derivado de la crisis económica y la implementación de políticas económicas desacertadas.