Ernesto Perdomo Verduy tiene 50 años de edad. Lleva 8 años laborando como trabajador por cuenta propia en la cafetería El Rosal, de la cual es dueño, ubicada en el capitalino municipio de Centro Habana. Es titular de la licencia de panadero dulcero. En estos momentos por la compleja situación epidemiológica de la pandemia de Covid 19 están vendiendo productos solo para llevar y las ofertas de dulces han disminuido por las limitaciones que presentan para adquirir los insumos tales como harina, azúcar, huevos, maslos como el aumento de los costos de los servicios básicos como la electricidad y el agua.
El establecimiento El Rosal siempre se mantiene limpio, incluyendo el mostrador y el centro de elaboración, y aunque han recibido muchas inspecciones y visitas nunca se han presentado problemas.
Se queja de que en el mes de enero en múltiples ocasiones ha sufrido el acoso de inspectores de la Dirección Municipal de Trabajo y Seguridad Social de Centro Habana, quienes han querido imponerle multas alegando problemas con los documentos, falta de higiene o lo que se les ocurra, queriendo cobrar multas excesivas o pagos de dinero para no hacerlo. Siempre vienen con mala forma e incluso exigen que le demos dulces.
En dos ocasiones he tenido que decirles que son unos oportunistas y aprovechados y que no voy a darle la satisfacción y el gusto de salirse con la suya, que ya bastantes maltratos hemos recibido.
Esta situación es complicada, incluso una de las trabajadoras que labora en el mostrador ha estado sufriendo altos niveles de estrés con afectaciones en la presión arterial y somáticas.
Lo más penoso es saber a dónde me quejo, quien me escucha en estos momentos de crisis. Y lo más preocupante ¿tendré que ceder a tales desmanes?, porque si me cierran el negocio ¿de qué voy a vivir? Yo tengo una familia que atender.