«La nueva dolarización de la economía cubana ha traído aparejado un proceso de especulación en detrimento del pueblo que el Régimen pide resolver con paciencia y confianza»
La historia del dólar estadounidense en Cuba ha sido de la de nunca acabar. No crea usted que el episodio que está viviendo ahora va a ser el final. Es como una de estas novelas argentinas que no tienen para cuando acabar y cuando todo parece indicar que sí, un giro dramático de los acontecimientos depara otra ensarta de capítulos con promisorias promesas para que “te enganches”.
Después de haberse penalizado la tenencia de dólar en Cuba, con prisión inclusive, durante los años de la era soviética, la moneda norteamericana volvió a recorrer la geografía antillana con su poder de uso y de cambio. Fue en los ´90, como tabla de salvación de una maltrecha economía que no tuvo de otra que abrirse al turismo y al envío de remesas. La tasa de cambio que llegó a alcanzar los 150 pesos cubanos.
Luego de sacar al país de un inminente colapso económico con infinidad de deudas (la mayoría recientemente condonadas o renegociadas), entró en escena el peso cubano convertible CUC en 2004. Bono al fin y sin respaldo económico, tendría una equivalencia de 1×1 con el USD para distorsionar aún más nuestra paupérrima economía. El CUC inauguró la dualidad monetaria con dos tasas de cambio y la abismal diferencia entre una y otra de 25 pesos. Por supuesto que, al pueblo le tocó la de perder, valorizando su trabajo a 18 CUC[1] mensuales, o sea, mucho menos de 1 USD al día.
Ello hundió aún más los pocos renglones económicos que mantenían con cierta vitalidad la economía (sobre todo la caña de azúcar con el desastroso cierre de más de 50 fábricas) para comenzar a importar, cada vez más, productos y mercancías del exterior (incluso azúcar, no se asuste), depender del turismo, la exportación de servicios y en menor medida del níquel, el ron y el tabaco. Todo esto imposibilitó, a lo largo de 15 años, el anhelado y prometido despegue, así como un cálculo serio y preciso de la eficiencia de las empresas y economía cubanas.
Desde el pasado año volvimos a ser partícipes de una nueva temporada de esta novela con la apertura de un segmento de mercado de bines y servicios dolarizados que no son más que el mismo perro con otro collar.
Asfixiados ante el supuesto arreciamiento del bloqueo norteamericano , las deudas con los socios y prestamistas y agravados por la crisis económica internacional sumida en una la contracción por la situación sanitaria, al Régimen cubano no le quedó de otra que devolverle al dólar el papel protagónico que nunca ha dejado de tener.
Sucede que ahora el escenario es más complejo para el pueblo trabajador pues su uso se hace efectivo única y exclusivamente a través de tarjetas magnéticas bancarizadas. Eso si tienes familiares en el exterior o viajas dado que en la isla su circulación escasea, el Estado no te lo facilita y su valor en el mercado negro se ha duplicado.
Resulta inhumano que equipos electrodomésticos para los que ahora no existen piezas de repuesto productos de aseo de primera necesidad como jabones, detergentes y desodorantes y alimentos básicos como aceite y pollo estén “muertos de la risa” en este tipo de tiendas. Sin embargo, el obrero que recibía estímulo en CUC y no tiene USD no tiene de otra que esperar a que surtan, por tickes o libreta de abastecimiento las TRD[2] porque se encuentran totalmente desabastecidas.
La unificación monetaria, la eliminación de subsidios indebidos, la reforma salarial y de precios no han venido más que a agudizar el contexto cubano en el que los precios de productos se han disparado anticipadamente de forma alarmante con ascensos que van entre 1 y 10 veces su costo inicial. A ello súmele que el aumento salarial es de sólo 4.9 veces el actual. Saque usted entonces sus propias conclusiones.
Y como si se tratase de una situación coyuntural, (cuando no es más que otra temporada) el Estado pide confianza en la Revolución, la misma que en 60 años ha llevado al pueblo a la miseria en que vive.
[1] Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), 2013.
[2] Tiendas Recaudadoras de Divisas