Si «se le deja florecer», el creciente sector no estatal cubano puede ser el que «rescate» a la Isla de la crisis económica que padece, aseguró este jueves a EFE uno de los autores del extenso estudio publicado en Estados Unidos Voces del cambio en el sector no estatal cubano.
«Si al sector no estatal, en lugar de someterlo a tantas restricciones, impuestos, inspecciones y multas, se le diera más libertad habría un enorme crecimiento de la economía cubana y del bienestar», afirmó el economista cubano Carmelo Mesa-Lago, coordinador del libro, ya a la venta.
Y es que el fuerte empuje que experimenta hoy este sector, integrado, sobre todo, por cuentapropistas, usufructuarios de terrenos, miembros de las nuevas cooperativas, compradores y vendedores de viviendas privadas, está configurando un nuevo panorama socioeconómico en la Isla.
De hecho, más de un millón de personas, alrededor del 30 % de la fuerza laboral cubana, conforman un sector, el no estatal, que es ya clave como motor de la economía en un país que asiste a una reducción gradual del sector estatal.
Así lo confirma el libro basado en 80 entrevistas intensivas realizadas en Cuba en 2014 y 2015 por los economistas Mesa-Lago (coordinador), Roberto Veiga González, Lenier González Menderos, Sofía Vera Rojas y Aníbal Pérez-Liñán, economistas de dentro y fuera de la Isla.
El primer dato revelador y sorprendente que aporta el estudio, que en ningún caso «pretende ser una encuesta», es el «alto grado de satisfacción» de los cubanos que desempeñan su actividad en el sector no estatal.
Así, apuntó Mesa-Lago, profesor emérito de Estudios Económicos y Latinoamericanos de la Universidad de Pittsburgh, la «escala de satisfacción es tan alta que llega al 80 %, pese a las regulaciones y excesos de normas» implantadas por el Gobierno de la Isla.
Y junto al alto grado de satisfacción de estos grupos se coloca otro hecho llamativo: el 90 % de los emprendedores «tiene ganancias y el 70 % de ellos reinvierte» en sus negocios.
Todo ello, precisó Mesa-Lago (La Habana, 1934) a pesar de la paralizante «burocracia, las regulaciones, los altos impuestos y la falta de crédito o microcréditos a los cuentapropistas y cooperativistas».
Las «voces» de los cuatro grupos del sector no estatal citados coinciden «unánimemente» en señalar dos graves frenos para la marcha de sus actividades: el «poco acceso a los insumos», debido a la ausencia de un «mercado mayorista», y el «alto precio» de los bienes necesarios.
Los deseos de mejora y cambio de los emprendedores se concretan también en el rechazo a la cultura del «soborno o mordida», un fenómeno de corrupción generalizado en el que, subrayó Mesa-Lago, «hay que darle un regalo o incentivo» al funcionario de turno, ya sea «inspector, registrador de la propiedad o notario».
Este libro «pionero» aporta en las tabulaciones y análisis de estos grupos referencias novedosas con la inclusión de datos atendiendo al sexo, edad, raza y nivel de educación de los entrevistados, lo que viene a «llenar un vacío de información enorme», aseveró el economista cubano.
Otra queja, sobre todo de los cuentapropistas y compradores y vendedores de viviendas privadas, tiene que ver con el «alto costo» del acceso a internet, una herramienta que podría ser de gran ayuda para publicitar los negocios.
«Se anuncian mediante carteles, volantes y el boca a boca, por medios muy rústicos», por eso es tan necesario satisfacer la lógica reclamación de estos grupos que, de acuerdo con el experto, constituyen la «fuerza laboral con mejor educación de América Latina».
El coste actual para conectarse a internet en Cuba es de dos dólares la hora, es decir, el 10 % del salario medio mensual (20 dólares) de un trabajador cubano, según la ONG Freedom House.
«Desgraciadamente —consideró Mesa-Lagos—, el Gobierno cubano no ha aflojado el control de la gente, al contrario, mantiene un férreo control «con un absurdo refuerzo ideológico» porque «teme perderlo».
El estudio revela que «se ha despertado (en Cuba) una fuerza de emprendimiento muy fuerte y la gente quiere trabajar, ser independiente y generar su propia riqueza», pese al «pequeño» tamaño de la reforma económica emprendida por el general Raúl Castro, destacó, por su parte, el economista Emilio Morales, presidente de Havana Consulting Group.
«Esto es extremadamente positivo, porque nos dice que estos grupos de emprendedores han sido exitosos, pese a un montón de impedimentos y no tener personalidad jurídica ni derechos como empresa», concluyó Morales.