No hay cubano de la Isla que no haya pronunciado acerca de la crisis económica. Según fuentes oficiales cubanas, la contracción económica en 2020 se situó en 11.2% del PIB, la mayor crisis económica y social del país de las últimas 30 años.
Las redes sociales, los medios de difusión oficialista tradicionales, las instituciones y establecimientos y, sobre todo las calles, están abarrotadas de comentarios e información sobre las nuevas medidas y cambios relacionadas con la polémica Tarea Ordenamiento Monetario. En ese panorama resaltan dos actores importantes: los sindicatos oficiales y la domesticada sociedad civil socialista.
Las intervenciones de los voceros y representantes del equipo económico del Gobierno en los medios de comunicación tradicionales, no se desarrolla de forma competente porque no responde a una estrategia de comunicación. A pesar de la necesidad de transparencia gubernamental, sigue la falta de claridad sobre el cómo se materializará el paquete de medidas que conforman la estrategia económica social.
Es mucha la información que anda circulando vox populi, pero resulta información que carece de datos precisos, inconclusa, a medias… para muchos, imposible de entender. Temas tan sensibles para la población en general como el salario, los nuevos precios y tarifas, las pensiones y subsidios, situación que afectara de manera muy negativa al empleo, el aumento de la pobreza y la desigualdad en el país ha afectado como nunca antes el estado de las personas, provocando ansiedad y angustia por un futuro incierto que recuerda mucho el nefasto pasado.
Ante tanta incertidumbre, desinformación, ese “dale p’alante y dale p’atrás” y los precios “espaciales”, los cuentapropistas revalorizan sus ventas para no desvalorizar sus ingresos reales, situación que no es difícil de entender, pues ante tanta inseguridad, que inevitablemente afecta el funcionamiento del mercado en el que opera, el comportamiento normal es protegerse sus negocios e ingresos.
Este sector es importantísimo en las nuevas condiciones, pues en una economía como la cubana, que todos los bienes y servicios no se encuentran en mercados y ofertas estatales, las personas deben recurrir al sector por cuenta propia para satisfacer, incluso, necesidades básicas, por lo que los precios de este sector, deben ser tenidos muy en cuenta en los informes y evaluaciones salariales y por tanto ser informada y conocidos por todos.
La información, y en particular la económica, tiende en ocasiones a ser interpretada de manera errada, por lo que es necesario que venga acompañada de datos claros y precisos. Tal es el caso de la “Tarea Ordenamiento”, de tal importancia, interés e impacto sobre toda la sociedad cubana, que requiere que sea divulgada con claridad, al detalle, entendible para todos los públicos y sin caer en detalles complejos y tecnicismos.
La incertidumbre no es buen antecedente para la aplicación de una política económica, pues provoca adecuaciones erróneas de las medidas, y da lugar a un auge de mercado informales, de ilegalidades y de contrabandeo que crea las condiciones favorables para que se forme todo un mercado disfuncional.
No dejar espacios a interpretaciones inadecuadas o a datos de más, evitaría considerablemente la especulación, la intranquilidad e inseguridad ciudadana, las ilegalidades y la desorientación a las personas que trabajan sobre todo en los sectores de la economía, que aún no han sido tratado con profundidad, como el cuentapropista aún rezagado y poco valorado por las autoridades.