Según la CEPAL, en 2022 la tasa de desempleo en Cuba fue del 1,9% de la población activa. Este dato, basado en informaciones oficiales cubanas, es significativamente inferior al de otros países de la región como Colombia, Chile, Uruguay, Brasil, Perú o Paraguay, que de hecho exhiben mejores cifras macroeconómicas que Cuba. También es muy diferente al arrojado por el último informe sobre los derechos sociales en Cuba (OCDH, 2024), según el cual el 12% de las personas consultadas (mayores de 18 años) declararon encontrarse en situación de desempleo; dos puntos porcentuales más que en los estudios de 2021 y 2022 (10%).
Los funcionarios cubanos reconocen a regañadientes la inflación galopante, el alto déficit fiscal y el fracaso de sus medidas económicas, pero no el grave problema del desempleo, un asunto con unas consecuencias humanas, sociales y económicas tremendas. Un dato revelador es que el 69% de los desempleados llevan más de un año en esa situación.
La interacción del alto porcentaje de desempleo con otras variables, como la alarmante disminución de la población y su envejecimiento creciente, pone a Cuba a mediano y largo plazo ante su más grave crisis en materia de seguridad social.
Según un economista consultado, del análisis de los datos oficiales (corregidos) y de algunos recogidos en el VII informe sobre los derechos sociales, la situación cubana actual se corresponde más a un contexto de estanflación, teniendo como rasgos principales el crecimiento económico casi nulo, la subida descontrolada de precios y el aumento del desempleo. Una situación más compleja que un escenario inflacionista o de recesión por separado.
Para que Cuba tenga crecimiento económico estable y sostenible que a su vez genere empleos, se requiere respeto a todos los derechos humanos, apertura económica, seguridad jurídica, estabilidad monetaria y confianza institucional. También necesita una revisión profunda del sistema educativo.
Sin embargo, con sus últimas medidas, el gobierno comunista erróneamente profundiza el esquema intervencionista y la subordinación de los emprendedores a los intereses y prioridades gubernamentales. No tiene un plan abarcador y coherente para sacar a la economía cubana de su letargo, a pesar del alto costo humano de la situación actual.