Durante los últimos meses de 2017 aumentaron las señales de bancarrota para la Empresa Agropecuaria Sagua, principal responsable de suministrar productos agrícolas a la segunda ciudad más populosa de Villa Clara y cabecera de un municipio que supera los 50.000 habitantes.
«Ya se llevaron los tractores y toda la maquinaria que pudieron», dijo un técnico de Economía. «Nos recomendaron a los empleados de oficina, extraoficialmente, que busquemos otro trabajo».
Por déficit financiero desaparece la empresa, «sin dar una reunión siquiera con los trabajadores», afirma el funcionario. La disolución beneficiará con tierras y recursos a la Agropecuaria de Quemado de Güines, un municipio vecino.
La entidad disuelta parecía afianzarse el pasado año con la cosecha de papa más eficiente y abundante del país. En 47 hectáreas se obtuvo un rendimiento promedio de 32,2 toneladas por cada una. La Empresa Agrícola Valle del Yabú, de Santa Clara, apenas alcanzó 24,1.
A pesar de este resultado, la periodista Eldys Cedré calificó 2017 de «año aciago para la agricultura en Sagua la Grande». Según la televisora villaclareña Telecubanacán, la empresa «solo fue capaz de producir el 74% de los alimentos contratados». Argumentó que la sequía y el huracán Irma «se combinaron para dar al traste con los buenos resultados».
Hace menos de una década, en 2010, el periódico Juventud Rebelde celebraba el regreso de frutas «casi extinguidas» a los mercados de Sagua la Grande gracias a la excelente administración de la misma empresa disuelta ahora. En esa fecha, cuando la economía de la entidad marchaba bien, se garantizaba el 80% de los productos agrícolas demandados por el municipio.
El problema nunca fue la incapacidad de proveer, una condición permanente de las estadísticas. Al parecer, la disolución responde a la política de eficiencia promovida por el Gobierno en el sistema empresarial.
¿Quién abastecerá a partir de ahora?
«Tendremos menos que nunca», dice Giselda, jubilada. «Se comenta que las tierras serán anexadas a Quemado de Güines. Al final disminuirá la producción y se complicará el suministro a Sagua».
Cifras de la prensa estatal sugieren que el pronóstico se cumplirá. Para la cosecha de papa de este año, se estima que Sagua la Grande sembrará 40 hectáreas, siete menos que en 2017. Lo hará por cuenta de la Empresa Integral Agropecuaria de Quemado de Güines.
Para resarcir la pérdida, la provincia superó en un centenar el total de hectáreas plantadas en la campaña precedente, según el periódico Vanguardia.
«No lo dudo», dice el técnico de la empresa sagüera, «pero también esperan un rendimiento de unas 22 toneladas por hectárea, muy inferior al que alcanzamos aquí».
Al Yabú, cerca de Santa Clara, confía la provincia su mayor surtido de papa. Pero Adalberto Machado Naves, a cargo de la cosecha en Villa Clara, sitúa ahí «las mayores complicaciones». Se refiere al tipo de suelo, no idóneo, y a la lluvia que «ha provocado niveles de pudriciones del tubérculo». La plaga del denominado «tizón tardío» también ha llegado a la zona, «sin que pueda hablarse de un problema fitosanitario».
«Las tierras de Sagua tienen mejores condiciones, pero también han tenido que trabajar con una mala administración», razona el economista. «¿Por qué no se castiga a los culpables y tratan de salvar la empresa?»
La incompetencia administrativa ha sido señalada a menudo como una de las razones principales de la escasez de alimentos en Cuba, junto a las decisiones políticas.
En 2016, un grupo de agricultores emplazaron al delegado del Ministerio de la Agricultura en Sagua la Grande por impedirles sembrar arroz. «Que ninguna zancadilla dictada por la falta de conciencia se interponga entre la cosecha y el mercado tan deprimido», pidieron.
«Esa empresa siempre ha estado arruinada», asegura una clienta del mercado agropecuario estatal El Melón, en el centro de la ciudad. «Desintegrarla a lo mejor es razonable. El problema es que habrá menos comida en Sagua si sigue la política nacional de obligar a abastecerse por sí mismos a territorios como este, con pocos campesinos».
Telecubanacán confirmó que el proceso de contratación de producciones agrícolas terminó en enero y los sagüeros recibirán cerca de 1.000 toneladas en 2018, «cifra muy inferior a la que demanda el municipio». Sin cuestionar la política estatal de autarquía alimentaria, la televisora observó que Sagua la Grande solo dependerá «de las seis cooperativas del municipio» tras la extinción de la Agropecuaria.
«Esas cooperativas siempre han existido y nunca se bastaron para enfrentar la demanda», dice el economista de la empresa desaparecida. «Además, venden más caro».
En 2016, el articulista de The New York Times Azam Ahmed exploró la relación entre el auge del turismo y el deprimido mercado agrícola. «Los turistas se están comiendo, literalmente, las raciones de los cubanos», afirmó. «La industria del turismo privado está en competencia directa por el suministro de alimentos con la población general», declaró al rotativo Richard Feinbeg, especialista en economía cubana de la Universidad de California. Hablaba de los denominados «paladares», que acaparan producciones y han ocasionado el aumento de los precios.
En la próxima Feria Internacional de Turismo Cuba 2018, Sagua la Grande será promocionada como destino para visitantes internacionales. La administración local, sometida a la presión del evento, no ha previsto que llegará ese parteaguas de la economía local con una agricultura más deprimida que nunca.