Debido a la grave crisis económica estructural por la que está atravesando Cuba, el Gobierno está llevando a cabo una serie de medidas con el fin de contrarrestarla. Por su importancia e impacto una medida de carácter estratégico es la supresión de la dualidad monetaria y cambiaria, designada ahora, en el vasto repertorio eufemístico del oficialismo, como la Tarea Ordenamiento.
La dualidad monetaria y cambiaria se concibió hace 26 años como parte de un paquete de medidas reformistas, como una medida temporal hasta tanto la economía superara el impacto depresivo de los 90 y pudiera asumirse una devaluación del CUP “sin que se diera una situación incontrolable y sin que ningún actor económico o la población se vieran afectados.”
Pero se va este 2020 y con él la mayor crisis sanitaria del siglo y una de las peores crisis económicas globales de los últimos años, realidades que aumenta la presión del Gobierno de la Isla para impulsar una estrategia que asegure las transformaciones estructurales que lleven finalmente a un desarrollo sostenible. Nada de esto es posible si no se procede a ajustar el sistema monetario y cambiario.
De tal modo, se ha previsto un proceso gradual que incluye: la desaparición del peso cubano convertible (CUC); la devaluación del peso cubano (CUP), la eliminación de gratuidades y subsidios, el ajuste del sistema de precios y la realización de una reforma del sistema salarial y de pensiones.
Pero lo anterior supone un fuerte desafío, ya que devaluar el CUP frente al dólar estadounidense implica un incremento en los costos de los bienes y servicios nacionales ya afectados por el aumento del valor de los productos importados. Resultado previsible: la espiral inflacionaria que produce toda devaluación y que termina por elevar el precio de las producciones y servicios que se realizan en el país.
Como era de esperar, en ese escenario un mercado nacional desabastecido, con una producción casi parada por la falta de materias primas debido al encarecimiento del sector externo, no tiene perspectiva, salvo los actores económicos que todavía tienen la posibilidad de seguir en pie, de comprar los productos en divisas extranjeras. Vale resaltar que, debido a las carencias del sector bancario cubano para ofrecer un abanico de productos financieros, en el mercado cambiario informal 1 USD se cotiza a 1,70 CUC. Como resultado, el sector por cuenta propia ha ido incrementando los precios de sus escasos productos y servicios.
Aun sin poner en marcha la Tarea Ordenamiento ya se observan las premisas de lo difícil y duro que será para toda la población. Sin embargo, no puede pasarse por alto que nos encontramos en el peor momento posible de los últimos años para emprender esta tarea, debido al decrecimiento previsible del producto interno bruto (PIB), este año y las lógicas, por derivación, afectaciones que todavía estarán presentes en el año 2021.
A criterio de este observador económico, para evitar un aumento indiscriminado de los precios y el empobrecimiento de muchos más sectores de la población cubana sería necesario: introducir fuertes subsidios en el presupuesto central o incrementar los ingresos de la población. Pero, en cualquier de los casos caso, de no venir acompañado este proceso de un aumento de la oferta de bienes y servicios se podría desatar una significativa presión inflacionaria.
En este punto, si se establece el principio de que “nadie resulte afectado”, deberán incrementarse los salarios de los trabajadores y las pensiones de los jubilados. El riesgo aquí radica en que el aumento de los precios sea mayor que lo previsto, especialmente en el caso del sector privado y cooperativo no estatal, únicos oferentes reales en los mercados cubanos.
Transcurridos diez días de diciembre, una familia media destina el 98% de sus ingresos procedentes de sus salarios a cubrir solo los costos de la alimentación y el transporte público. Eso demuestra que la capacidad de control de precios que pregonan las autoridades económicas cubanas es falta.
Foto de cabecera: Local de trabajadores por cuenta propia de La Habana. Fotografía del Archivo del Observatorio Económico.