En la revista Anales de la Academia de Ciencias de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez argumenta cómo el sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación es pequeño y se encuentra débilmente interconectado, requerido de nuevas formas de gestión que transformen ese escenario y repotencien el aporte de la ciencia, la tecnología y la innovación a la economía y a la sociedad.
Expresa la necesidad de crear capacidad tecnológica autónoma opuesta a la dependencia tecnológica; muestra de que es posible creer en la capacidad propia de generar nacionalmente y reducir las importaciones que supone capacidad tecnológica e innovadora, objetivo del mayor interés para la política gubernamental cubana.
Sin embargo, el observador económico sostiene que esta tarea solo reconoce al sector empresarial como principal impulsor y, en menor medida, al resto de los actores del sector estatal. ¿Por qué no permitir que el sector privado participe de esta nueva gestión, con las potencialidades que tiene en su haber que le posibilita el despliegue de sus capacidades tecnológicas y de investigación-desarrollo para aportar a la independencia tecnológica autónoma que requiere el país?
Como bien claro lo deja la nueva lista de actividades permitidas para el sector por cuenta propia publicada en el pasado mes febrero, queda prohibido todo trabajo que requiere alto nivel de capacitación y que generen investigación científica y de desarrollo. De igual manera, la concepción legal y técnica de las empresas de alta tecnología solo potencian el desarrollo el sector empresarial estatal.
La necesidad de desarrollar capacidad tecnológica autónoma, sustituir importaciones y generar exportaciones, supone un conjunto de desafíos de alta complejidad que solo pueden ser asumidos desde la movilización de todos y cada uno de los recursos disponibles en materia de capacidades, conocimiento avanzado, educación y potencial humano altamente calificado.
Y en el sector por cuenta ha habido una fuga importante de profesionales altamente capacitados, en busca de mejores ingresos y condiciones laborales; profesionales aptos para crear y aprovechar capacidades de conocimiento, ciencia, tecnología e innovación.
El desarrollo económico que tanto se quiere y que tanto aclama Diaz Canel, no será posible si el modelo económico del Partido Comunista de Cuba excluye una fuerza tan importante como el sector por cuenta propia, sector que viene con muchas fuerzas y pujando por un cambio. Darle la oportunidad de desarrollo y de innovación a ese sector será sin dudas una estrategia acertada para aspirar al desarrollo sostenible y la prosperidad de Cuba.
Pero para ello, el modelo económico de desarrollo socialista cubano debe ser una estrategia inclusiva que tenga como horizonte la realidad socioeconómico cubano y como mira la inserción de la economía en las complejidades del entramado económico, productivo y comercial de las relaciones económicas internacionales. El 8vo Congreso el PCC no se libró de las amarras ideológicas que ha frenado todo el carácter innovador y revolucionario generado en el pensamiento social cubano.