Por su alcance la Estrategia económica y social oficial para enfrentar la situación de crisis sanitaria por la Covid-19, es ambiciosa, tal muy ambiciosa: “Producción de alimentos…fortalecimiento de la empresa estatal… unificación monetaria y cambiaria… modificación del sistema de distribución de divisas en la economía…eliminación del gravamen a la compra de dólares… canalización de las remesas en función del desarrollo económico y social…implementación del mercado de deuda pública con participación de diversos sectores… industria nacional como principal proveedor de bienes y servicios que demanda la economía… exportación de todas las formas de gestión a través de empresas de Comercio Exterior…perfeccionamiento del trabajo del sector no estatal, con prioridad inmediata en la ampliación del trabajo por cuenta propia, de quitarle trabas…(…).”
Transcurridos 7 meses de la publicación del paquete de reforma, y en el contexto de la polémica Tarea Ordenamiento, fue noticia relevante para Cuba, y más allá de sus fronteras, el anuncio por las autoridades del perfeccionamiento del trabajo por cuenta propia, al quedar eliminada la restrictiva lista de 127 actividades permitidas desde 2010, y las modificaciones en el sistema tributario.
Con referencia en el Clasificador Nacional de Actividades Económicas (CNAE) (http:www.onei.gob.cu/node/14808) la lista de actividades permitidas se extiende alrededor de 2.000, dejando en 124 ocupaciones limitadas o vedadas entre las que sobresale la educación y la salud, estandartes ideológicos del socialismo cubano.
En voz del viceprimer ministro Alejandro Gil, “para elaborar la política de perfeccionamiento se consultó a los ministerios, empresarios estatales y actores de ciencia”, dejándose al margen los cuentapropistas cubanos y otros trabajadores privados directamente afectados por las medidas tomadas y por la COVID-19, en momentos de debilidad de la economía y de vulnerabilidad macroeconómica que trajo consigo una combinación de choques externos e internos, causa de la mayor crisis económica y social del país en tres décadas, con efectos muy negativos en el empleo, pobreza y la desigualdad.
A pesar de lo anterior, este observador económico resalta que, como parte de las novedades de la política de perfeccionamiento del TCP, quedó abierta la posibilidad de diseñar, para ejercer de manera autónoma, paquetes de servicios que engloban varias actividades distintas y complementarias, así como la creación de oficina de tramites de autorización en ventanilla única.
Sin embargo, para lograr la liberación del sector privado cubano hace falta mucho más que la ampliación de lista la de actividades y un simple de deseo de “perfeccionar” el trabajo por cuenta propia. Hace falta una completa reforma y reajuste del TCP que conlleva directamente y de manera urgente hacia el establecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes).
Para la debida expansión y desarrollo del sector por cuenta propia en Cuba es necesario la incorporación de fuerza de trabajo calificada en actividades con alta tecnología, uso intensivo del conocimiento, negocios innovadores capaces de producir y comercializar productos y servicios con alto valor agregado, de generar encadenamientos productivos sólidos para ser rentables y autosustentables en el tiempo.
Foto de cabecera: Tienda de artesanía gestionada por trabajadores por cuenta propia.