Rubén Rojas Hernández es un ciudadano cubano residente en la ciudad de Matanzas, Cuba. Como la mayor parte de sus conciudadanos sufre en todas las áreas de su vida personal los rigores de la crisis del modelo económico cubano. El pasado 20 de junio del 2017, un amigo le presta a Rubén un triciclo (Bici-taxi) para llevar, en compañía de su hermana, el televisor de la casa donde residen ambos al taller de reparaciones SERVIHOGAR de la calle Santa Rita, esquina san Cristóbal, Reparto Pueblo Nuevo, en la misma ciudad.
Mientras están arreglando el televisor -Rubén se queda en las afueras del taller cuidando el Bici-taxi- pasan 2 supervisores de la Dirección Integral de Supervisión Provincial y le ponen una multa a Rubén por el Decreto 315 artículo 5 inciso b) con una cuantía de 1500 pesos.
Alegando los supervisores que se estaba ejerciendo sin licencia y cobrando por una actividad autorizada para ejercer como Trabajador por Cuenta Propia y nunca escucharon las explicaciones que les ofrecieron Rubén y su hermana.
Legando al colmo del irrespeto, los funcionarios públicos pusieron en dudas que sean hermanos reales ya que ella no portaba el Carne de Identidad en el momento en que ocurren los hechos que se denuncian.
Para el Observador Económico, este hecho es una muestra más de las arbitrariedades que sufren los ciudadanos comunes por parte de los funcionarios de Estado.