Poseer un medio de transporte y ser solidario, puede resultar un caro problema en Cuba. Así lo puede atestiguar José Luis Pozo Pupo, un cubano residente en la norteña ciudad de Matanzas.
José Luis es propietario de una moto MZ traída por su padre en los años 80 del pasado siglo, de la antigua República Democrática Alemana. Él es gestor comercial de una Empresa Estatal, por lo que normalmente trabaja en la calle. En días pasados, le da ¨botella¨ en su moto a una joven y al dejarla en el céntrico parque de La Libertad ella insiste en pagarle pero el se niega y ella se marcha a conectarse en la wifi. Al instante, como por arte de magia, aparecen 2 Inspectores Supervisores de la Dirección Integral de Supervisión Provincial y le piden los documentos personales, los de la moto y los que lo acreditan como Trabajador por Cuenta Propia (TCP). José Luis les dice que el no es TCP y que ellos no son policías para entregarle sus documentos. Se forma un altercado pues los inspectores no lo dejan retirarse en lo que llaman a la policía. La joven que José Luis transportó al ver el problema se acerca y le explica a los inspectores y al patrullero que acababa de llegar que ella no le pagó, que el le dio ¨botella¨de gratis…. Pero al igual que a el, no le creyeron.
A José Luis le aplican el Decreto Ley 315, arículo 5, inciso b con una cuantía de $ 1500.00 (duplicada por resistencia y obstrucción). Por ejercer una actividad de las autorizadas y no estar inscrito o demostrarlo con la documentación que lo acredite.
La solidaridad y el desinterés hacia lo materia es tan escasa en la Cuba de hoy que pocos creen que aun existen.