Por fuentes que nos pidió mantener en el anonimato conocimos que se analizó a puertas cerradas en la sede del Gobierno Provincial de Matanzas, Cuba, el delito y la corrupción asociados con la Empresa de Farmacias y Ópticas.
Dentro de los tópicos analizados está:
* La atención a la población en las Farmacias donde en ocasiones solo hay un dependiente, lo que provoca largas colas, demoras y maltratos a la ciudadanía.
* La venta ilegal de medicamentos y de espejuelos.
* Incumplimiento de la Circular No.2 del año 2005 de la Fiscalía General de la República que plantea específicamente las directrices a seguir ante tales casos.
Lo penoso de esta situación es que independiente a las medidas administrativas y judiciales aplicadas, prevalecen los hechos y el gran afectado es el pueblo. No salen de estos análisis medidas concretas para resolver estos temas tan sensibles para la población. Existen grandes deficiencias en la fiscalización y control, sobre todo a nivel de los Consejos Populares donde hay funcionarios profesionales del los Gobiernos que cuentan en su territorio con farmacias.
En estos momentos no existe en la Óptica Central de la ciudad de Matanzas armaduras expuestas para la población y los cristales bifocales se comenzaron a hacer hace una semana después de un año de carencia. Claro, pero tienes que llevar la armadura porque, por supuesto, no tienen. Es lo de nunca acabar. Pero la puedes conseguir por fuera, con una amistad del dependiente, o por debajo del mostrador, o con suerte con los vendedores callejeros que tienen de todas las medidas, lo que a un precio exorbitante al que no todos tenemos acceso.
Como ya dijimos en un artículo anterior referido al tema, la venta de medicamentos fuera de las instituciones autorizadas por el Estado es un delito y es un hecho que, aunque parezca inconcebible, prolifera en la Cuba de hoy bajo la impunidad de quienes tienen que enfrentar tan peligroso e insensible actuar.