En días pasados a mi regreso de un viaje de visita familiar a la provincia de Ciego de Ávila donde me transportaba en un carro de TaxisCuba, hube de presenciar como el conductor, Vicente Chávez, era víctima de un atropello por parte de un inspector estatal del Ministerio del Transporte, Mitrans.
Nos encontrábamos ya saliendo de la provincia, el conductor venía a 80 km por hora, pues era temprano, cuando nos detuvo un inspector, el cual se dirigió al conductor con muy mala forma, alegando que venía a exceso de velocidad. El conductor le responde que no es así y en qué basaba su argumento pues no tenía ningún dispositivo que evidenciara lo que dijo.
Yo traté de intervenir y explicarle que era cierto lo que decía el conductor. En ese momento, el inspector, se viró hacia mí y profirió ofensas de tamaño mayor. Me contuve para evitarle un problema mayor al conductor y, además, porque no merecía la pena.
El conductor sacó su móvil y le dijo que si insistía iba a llamar al Director de Inspección Estatal del Mitrans, al cual él conocía. Rápidamente, el inspector, cambio el tono de su voz y pudimos seguir camino.
Cuando habíamos avanzado unos kilómetros, el conductor me comentó “… esta no es la primera vez que me ocurre algo similar. Los inspectores estatales constantemente nos están acosando y tratando de cobrarnos multas innecesarias, lo cual es un atropello y atentado contra nuestra integridad.”
Entonces, ¿de qué estamos hablando?