El cementerio de San Carlos Borrero, inaugurado el 1ro de septiembre de 1872, está reconocido como el tercer camposanto con mayor valor patrimonial de Cuba. En él se agrupan en muy alta expresión el arte, la religión y la política. De la misma forma acoge en su seno los restos de ilustres cubanos. Para su construcción se utilizó mármol de Carrara, hierro fundido y bronce; y se integraron los avances higiénico – sanitarios más revolucionarios de la época. Su capilla, donde descansan los restos de los héroes de las guerras de independencia, fue la primera de estilo octogonal que se construyó en Cuba. En ella se distingue la ausencia de la cruz en el tope de la linterna y la presencia de una morgue, también un hecho sin precedente en la Isla.
Joaquín Santana ya no tiene a donde ir a reclamar su derecho. Reside en la ciudad de Matanzas, en la provincia del mismo nombre al occidente de cuba. Está jubilado hace alrededor de 5 años.
Su difunta madre cumplió aniversario de fallecida en el mes de enero y Joaquín fue a llevar flores como cada año. Para sorpresa suya, la bóveda familiar había sido ultrajada. Le robaron los cristales, los mármoles y hasta las anillas de bronce de la tapa.
Al quejarse en la oficina del cementerio le dicen que ellos lo sienten mucho pero que no tienen forma de cuidar la instalación, al carecer de personal. Le dicen que anduvo con suerte porque hay tumbas a las que le han saqueado hasta los restos mortales.
Joaquín se dirige a la Empresa de Comunales donde deja una queja en la recepción, pues tras visitar por tercera ocasión la sede de entidad, nunca pudo entrevistarse con el Director. También fue al Partido y Gobierno municipal, donde dejó copia de la queja.
En los primeros días de marzo lo contactó un funcionario de Comunales y este se compromete a reparar los daños económicos sufridos.
Sin embargo, el pasado día de las madres Joaquín visita nuevamente la tumba de su madre y constata que nada de lo prometido y acordado se había cumplido. Trató de contactar con el funcionario con el que se entrevistó y no lo logró. Es entonces que se dirige a las sedes del Partido y el Gobierno provincial con la esperanza que alguien interceda por él y aún espera respuesta.
Joaquín nos cuenta que cuando visita el cementerio siempre se marcha muy deprimido, pero que en las últimas visitas adiciona a esa sensación la indignación al ver el deplorable estado en que se encuentra el campo santo. “Si, la entrada está muy pintadita y limpia, pero cuando te adentras se ven horrores.”