Ya La Habana entró en la primera fase de la etapa de recuperación post COVID – 19 lo que posibilita el retorno a las actividades laborales, tanto en el sector estatal como privado.
Conocer desde las realidades de los trabajadores del sector por cuenta propia (TCP) cómo transcurrió la etapa de pandemia y cuáles son sus expectativas para la etapa de recuperación es el objetivo de este trabajo exclusivo para la plataforma digital del Observatorio de derechos económicos.
Se entrevistaron 10 TCP de la capital del país quienes trabajan en los municipios de San Miguel del Padrón, Regla y Guanabacoa, asociados en lo fundamental a negocios de cafetería, arrendamiento de viviendas, habitaciones y espacios, porteadores privados, vendedor de artículos religiosos.
En las entrevistas realizadas las principales interrogantes estuvieron relacionadas a conocer si continuaron trabajando durante la pandemia, bajo qué condiciones lo hicieron, cuántos negocios cerraron, que repercusión o impacto tuvo esto en su economía personal, cómo se abastecieron para brindar el servicio, además de conocer cómo ven la etapa de recuperación.
Entre los criterios emitidos por los entrevistados se aprecian los siguientes:
- A. R. P.:reside en el municipio de San Miguel del Padrón, titular de licencia de cafetería y dueño del paladar “Tres Gardenias”. Refiere que sus niveles de ventas en el mes de abril se redujeron en un 50% y a finales de mayo disminuyó al 30%. Tuvo que reducir la cantidad de trabajadores contratados y dedicarse a vender productos para llevar.
- E. S. P.:también de este municipio. Labora como trabajadora contratada (cocinera) en la cafetería “Los Risueños”. No tiene trabajo desde el mes de abril y su situación es complicada pues convive con su madre incapacitada e hija adolescente. Ella es el sostén de su casa y lo que le pagaron no le da para satisfacer sus necesidades fundamentales. Aunque tenía algunos ahorros, apenas le queda; pues todo está muy caro y difícil de conseguir. Ha tenido que hacer largas horas de colas en los establecimientos para adquirir los productos necesarios pues no puede pagarlos a sobre precio.
- J. Á. C: también del municipio San Miguel del Padrón, titular de licencia de arrendamiento de viviendas, habitaciones y espacios. Refiere que ante la imposibilidad de alquilar tuvo que vender comida para llevar. Aunque no obtiene los mismos ingresos, al menos le da para comprar con austeridad alimentos y productos de aseo para mantenerse. Opina que la gestión de los alimentos para vender es muy difícil, apenas se consigue algo, y vives con la zozobra de que te multen o lleven presa por compras ilícitas.
- E. R. P.: residente del municipio de Regla, porteador privado. Refiere que él trabaja asociado a una cooperativa de transporte, cerrada desde el mes de abril, lo que implicó una recaída de sus ingresos. “…Imagine usted, yo tengo a mi cargo a mi esposa y tres hijos, dos de ellos en plena adolescencia. ¿Qué hice? Envié SMS a clientes que con anterioridad les había brindado servicios, diciéndoles que me mantendría dando el servicio y que podían contactarme si necesitaran En La Habana no funcionaba el transporte público por la pandemia por lo que la demanda de este tipo de servicios, ilegal, permitió cobrar el kilómetro a uno o dos pesos convertibles. Gracias a eso he logrado sobrevivir. Muy difícil la situación por el tema del combustible y estar moviéndome en la ilegalidad. Me arriesgo a mucho”.
- S. B. P.: también residente en Regla, titular de licencia de vendedora de artículos religiosos…” Imagine mi situación, me las he visto más negra que yo, que es mucho decir. Tuve que quitar la mesita, en estos tiempos apenas vendo algo, antes salía por las calles ofreciendo los productos. Estoy sobreviviendo gracias a mis hermanos que, al parecer con la pandemia, se han conmovido y me envían comida y algo de aseo, pues yo convivo con mis padres, que sobrepasan los 80 años y están llenos de enfermedades. A ellos les traen los alimentos una vez al día, que yo los mejoro y nos alimentamos vagamente”.
- O. R. G.: titular de la licencia de panadero dulcero. Labora en la cafetería “El Madrigal” en el capitalino municipio de Guanabacoa. En su caso tuvo la suerte de mantenerse trabajando, fue uno de los pocos empleados que siguió laborando, aunque en un régimen cada 48 horas y en una jornada de 5 ó 6 horas… “Yo tengo a mi cargo 2 adolescentes y a mi mujer que le cerraron la contrata pues trabajaba en Marianao como camarera en un paladar. He tenido en mi tiempo libre que dedicarme a vender croquetas y algunos dulces por encargo, siempre que logre encontrar la materia prima que escasea bastante; además de acostumbrarnos a vivir con muchas restricciones, pues la economía no da”.
- D. F. C.:labora como trabajador contratado en un punto de ventas de ropas y calzado, en el municipio de Regla, el cual cerró y se quedó sin empleo. Tiene 2 niños pequeños de 4 y 6 años. Su esposa labora como trabajadora social. A ella el primer mes se lo pagaron al 100% y desde mayo está al 60 % de su salario que equivale a 340.00 cup, lo cual no alcanza ni para lo básico de la canasta…” Imagine usted de qué vivimos si apenas tengo dinero ahorrado”.
El 80% de los encuestados considera que los niveles de ingreso se redujeron ostensiblemente, el 71% opina que afrontaron grandes dificultades para adquirir los insumos que les permitan mantener el negocio, el 65% expresó que cerraron muchos servicios y actividades, el 80% refiere que existe desabastecimiento a nivel de país, el 93% expresa que existen grandes dificultades para la obtención de alimentos y aseo, lo que va en detrimento de la calidad de vida. El 100% percibe altos niveles de estrés en la población y el 80% expresa desasosiego, incertidumbre y temor respecto al futuro del país.
Pudiéramos pensar, que si hacemos un sondeo a nivel nacional ¿encontraríamos estos porcientos de respuestas? Sin temor a equivocarme creo que la respuesta es sí. Sabemos que hay quienes han navegado con suerte pues tenían ahorros, otros han mantenido su trabajo, aún con menor nivel de ingresos; pero un porciento considerable de cuentapropistas ha sufrido estos u otros eventos similares.
Cabe ahora preguntarse ¿qué pasará con el sector cuentapropista en tiempos venideros? ¿tiene el estado cubano plena conciencia de esta situación?