El gobierno cubano intenta sobrevivir a la peor crisis de su historia y para ello se enfoca en desarrollar nuevas formas de financiamiento orientadas a la captación de dólares americanos.
El Banco Central de Cuba emitió la Resolución 125/2020 la cual dispone que las personas jurídicas extranjeras en el país realicen pagos por compras minoristas e importaciones desde cuentas corrientes en MLC.
Se prohíbe a las sucursales, oficinas de representación, oficinas consulares y organismos internacionales acreditados en la Isla la utilización de dichas tarjetas para prestar servicios de importación a terceros.
Se pretende capturar ciertas sumas de divisas en manos de residentes extranjeros en Cuba para refinanciar los bancos nacionales y alcanzar niveles de liquidez aceptables.
Además, se limitan las actividades de inversión extranjera que deberán ajustarse a las capacidades de importación de las empresas importadoras del Ministerio de Comercio Exterior (MINCEX).
Se afectarán los empresarios por la falta de suministros y el personal diplomático residente en La Habana disminuirá sus actividades tras la escasez de recursos para su gestión.
Sin embargo, el mayor impacto lo sufrirán los emprendedores porque verán debilitada la demanda de bienes y servicios, así como reducido el consumo de sus ofertas.
Los controles financieros del régimen no esconden la falta de equilibrio de los resultados aportados tras el cálculo de las razones financieras en el sistema bancario nacional.
Hay que eliminar la subordinación de las inversiones extranjeras a las necesidades de la empresa estatal socialista e inducirlas hacia la producción agropecuaria para revitalizar el mercado interno.