Cada persona tiene su propio concepto de prosperidad que va construyendo a lo largo de la vida. Sin embargo, por un mecanismo inherente a la naturaleza humana, una buena parte de nosotros solo identifica la prosperidad con el aspecto económico.
Si las condiciones de vida son precarias, las personas se aferran a la búsqueda de seguridad y subsistencia. Se vuelven hacia sí mismos. Si no se tiene comida o un techo es difícil que se piense en artes o en Filosofía. Si sus vidas son miserables, las personas son infelices porque en ese escenario proliferan las miserias humanas y se pierden los valores tradicionales que consolidan una Nación. Pero en la medida que se tengan resueltas las necesidades básicas y perentorias, las aspiraciones y creencias de las personas estarán ligadas a la búsqueda de su realización profesional, el altruismo y la solidaridad.
Pero si en Cuba no hay un crecimiento económico sostenido en el tiempo, se lastrará la prosperidad y la manera en la que las cubanas y cubanos percibimos el bienestar hacia el futuro.
El entorno macroeconómico cubano se encuentra en presencia de una dinámica negativa que viene dada por el modelo económico incapaz de generar recursos para el desarrollo y la democratización del País.
Tal modelo ha estado sujeto a un cuestionamiento inexorable por gran parte de la ciudadanía y los actores de la Sociedad Civil no reconocida por el Partido Comunista de Cuba, organización sumida en una profunda crisis de identidad, de representatividad y, por tanto, de legitimidad y cuyo liderazgo se muestra represivo ante las críticas a sus promesas constantemente repetidas y siempre incumplidas de un futuro mejor.
Han trascurrido 120 días desde que el Gobierno cubano hiciera público la Estrategia económica y social para enfrentar la situación de crisis sanitaria por la covid-19. Por el alcance de lo declarado, algunos analistas llegaron a calificar la Estrategia como un verdadero de ajuste estructural… aperturista.
Proyecto cosmético y gatopardista ya que impide a los actores de la sociedad civil su derecho a presentar, unida en su diversidad, el proyecto transicional de País que indiscutiblemente es el que responde a las necesidades históricas de la Nación cubana porque favorece la transición pacífica hacia un modelo económico y social de desarrollo con características nacionales donde prevalezcan la democracia y un gobierno transparente, responsable y participativo, el respeto a los derechos humanos, las libertades fundamentales y el estado de derecho.
Lo anterior supone redimensionar el decrépito sistema empresarial estatal a partir de criterios de eficiencia internacionales para cada sector, estimular el desarrollo del sector privado en todas las parcelas de la economía, lograr tasas de acumulación de capital del 25% del PIB, acabar de una vez y por todas de suprimir la dualidad monetaria y cambiaria sin generar un esquema de dolarización parcial, recomponer las relaciones económicas internacionales del país y fomentar la inversión de la emigración, en un entorno social que excluya el monopolio unipartidista y potencie la participación de la sociedad civil y de la ciudadanía en los procesos de toma de decisiones que les afecta y atañe.