Cada vez son más, los económicos y especialistas que vaticinan un panorama alimenticio aún más complejo para la isla. Los estragos iniciados con la situación que no ha dejado de ser coyuntural y que se agudizaron con la Tarea Ordenamiento y la Covid, han arremetido fuertemente contra la cría y ceba de cerdos, un negocio que más allá de ser el sustento de muchas familias, constituía el principal suministrador de carne a cerdo a la población.
La escasez de piensos para cerdos ha sido el principal detonante de esta compleja situación que también ocasiona estragos en los convenios porcinos estatales. La falta de liquidez con que importar maíz ha puesto de manifiesto una vez más, la ineficiencia e improductividad de los campos cubanos. Muchos productores han tenido que recurrir a las tiendas en MLC para adquirir piensos y luego revenderlos, ya sea en el mercado negro o cuando le asignen lo contratado con Porcino.
Así lo corroboró Gelma (Grupo Empresarial Logístico del MINAG), al declarar que el pienso figuraba entre los principales insumos y equipos agrícolas de mayor demanda en el mercado de MLC. En Mayabeque el saco de pienso se cotizaba a 1 200 pesos mientras que en Santiago de Cuba ascendía a 1 500 pesos. Antes del 1ro de enero de este año, la lata de pienso, salvado con pienso o trigo molido costaba entre 120 y 150 pesos. Luego de cinco meses ese precio se ha triplicado.
Las declaraciones emitidas por la Ministra de Finanzas y Precios, Meisi Bolaños en febrero pasado, de reducir en un 60% el elevado costo del pienso no ha surtido el efecto esperado dado que el principal problema sigue siendo el suministro estable y en el tiempo establecido de lo convenido.
Para los criadores familiares de puercos, la comida escasea doblemente puesto que, al no tener carné de Porcino, no puede acceder al mercado en divisa. También resulta insuficiente el poco que se desvía de fábricas, cochiqueras y granjas estatales. Ni el sancocho, que tradicionalmente engordó los cerdos de la casa, logra alimentarlos pues con la escasez existente en la isla, muy poca sobra. Ante tal situación, varios productores han apelado a recursos alternativos como el bejuco de boniato, la cáscara de maní y el palmiche dado que tampoco se encuentra rastrojo en los campos.
Como es de esperar todo este fenómeno repercute en la mesa del cubano. El precio de la libra de cerdo en la tarima, si es que se encuentra, oscila entre los 120 y 150 pesos.
La cría y ceba de animales domésticos para el consumo familiar, más allá de las normas sanitarias, ha sido durante muchos años, una de las variantes empleadas por miles de cubanos para poder llevar un plato a la mesa. La severa crisis que vive el país ha vuelto casi insostenible la crianza de animales que no solo incluyen al cerdo, sino también de vacas, pollos, patos y conejos.