Recientemente, se dio a conocer en el Noticiero Nacional de Televisión (NTV), un reportaje acerca de la paralización en la producción y distribución del puré de frutas “Osito”, conocidas popularmente en la isla como “compotas”.
Pese a que la desfavorable situación con el demandado producto infantil (distribuido a niños menores de tres años por medio de la canasta familiar normada) se hace evidente desde hace meses en las bodegas de la capital; la noticia informaba que el atraso se debía, en lo fundamental, a la falta de recursos para adquirir los envases.
Durante el reportaje fueron entrevistadas madres cubanas, quienes referían algunas de las alternativas que debían implementar para suplir la carencia de este producto en la dieta cotidiana de sus hijos pequeños, y procurar así una mejor alimentación para ellos.
Sin embargo, pese a los infortunios actuales por los que atraviesa la empresa de alimentos y bebidas “La Estancia”, para garantizar el envasado a tiempo del producto destinado a sólo una parte de la población infantil; en las tiendas comercializadoras en moneda libremente convertible (MLC), pueden apreciarse gran variedad de productos, similares en componentes y valor nutricional a las compotas.
Con una amplia oferta, entre las que se encuentran bolsas de néctares frutales (producidas por la propia empresa “La Estancia”) y otros productos importados tales como mermeladas, frutas en almíbar y jugos naturales, se surten los estantes de estas tiendas a las que sólo tienen acceso un ínfimo porciento de la población.
Sería entonces razonable concluir que, si la mayoría de los padres cubanos no tiene acceso a esta diversa gama de productos (que perfectamente podrían suplir con creces la ausencia de las compotas en la dieta del niño), deberán continuar ingeniándoselas diariamente para encontrar alternativas, en medio de un precario contexto económico.