Continúa la aguda crisis en Cuba con el combustible y sus embates se hacen notables en casi todos los espacios de la capital. Desde interminables “colas” en las gasolineras estatales, hasta la evidente disminución del transporte público, lo cierto es que la situación se torma cada vez más compleja.
La crisis genera toda una concatenación de afectaciones en las diferentes áreas de la vida socio- económica del pais, entre las que destaca (por sus implicaciones más generales), el considerable alza en los precios del transporte privado.
De esta manera, el precio mínimo que antes se pagaba por un pasaje (50.00CUP), hoy aumenta su valor a 100.00 CUP; mientras que las distancias más largas, pagadas habitualmente a 100.00 y 150.00 pesos, alcanzan (desde hace varios días) los 200.00 y 250.00 CUP.
Es importante recalcar que, como es evidente, los choferes no se encuentran exentos de las penurias provocadas por la escacez de combustibles, y como es lógico suponer, resultan ser las víctimas más sensibles de la actual situación. Por ello, los conductores justifican los actuales precios de sus servicios, con la dificultad extrema de acceder al preciado carburante.
Tal y como puede constatarse en las proximidades de los célebres “Cupet” (y como también se ha dado a conocer por medios de difusión estatales y redes sociales), el número de vehículos que aguardan por el combustible es relamente digno de asombro.
Ante la “odisea” de permanecer días completos (e incluso madrugadas) en larguísimas “colas” para poder acceder a la insuficiente cantidad de litros establecidos por personas, algunos choferes se ven obligados a pagar 1200.00 o 1500.00 CUP por un “ turno”. Asimismo, el imprescindible líquido se comercializa en el mercado informal a exorbitantes precios, por lo que un litro de gasolina está llegando a costar 500.00 pesos .
De manera que, sea cual sea la alternativa que tomen los choferes y dueños de vehículos en general para intentar paliar la problemática, no sólo será una opción que les afecte en lo personal, sino que también tendrá repercusiones negativas en terceras personas; lamentable patrón repetitivo en contextos de crisis económica.