La indigencia y la mendicidad asoman más que nunca su rostro sombrío por céntricas calles y bulevares capitalinos; y el número de personas que solicitan ayuda en áreas públicas, es cada vez mayor.
En esquinas cercanas a cafeterías, zonas turísticas o simplemente áreas altamente frecuentadas, con amplio movimiento de venta y consumo de diversos productos, son varias las personas que, en evidente situación de vulnerabilidad, piden dinero o alimento.
Si bien es cierto que esta estampa triste ha existido desde siempre en la isla, la realidad es que en los últimos tiempos y a raíz de la crisis económica por la que atraviesa el país, la situación se ha recrudecido considerablemente y el aumento de este fenómeno ha ido en ascenso .
Desde adultos mayores pidiendo dinero a quienes pasan cerca de ellos, hasta individuos de varias edades que, portan carteles en los que aclaran que el dinero que piden lo emplean para comer; lo cierto es que resulta una escena compleja , a la que muchos no logran acostumbrarse, por más común que esta se torne cada día.
De esta manera, se hace cada vez más tangible, también a nivel social y de forma más abierta y frecuente, las consecuencias de una inflación extrema que “obliga» a no pocos, a emplear esta práctica como vía para sobreponerse al desolado panorama económico, que enfrentan cada día.