El pasado 9 de junio de 2024, el Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba denominado Granma, publicó un artículo firmado por la redacción nacional sobre el diseño de un protocolo para la detección, información y traslado de personas con conducta deambulante.
Señala el documento que el Consejo de Ministros reconoce la existencia de 9 Centros de Protección Social en el país y aún pendientes 6, incluyendo el municipio especial Isla de la Juventud, con el objetivo de trabajar temporalmente para la reinserción de vulnerables.
Se remitirán los menores de edad deambulantes a centros educativos y sanitarios y a mayores de edad que no arriban a los 60 años se les brindará rehabilitación, capacitación, acceso a débiles ofertas de empleo y subsidios; así como facilidades temporales de alojamiento.
Y nada expresa Marta Elena Feitó Cabrera – Ministra de Trabajo y Seguridad Social – sobre un 89% de la población en extrema pobreza que padece la crisis alimentaria, siendo los adultos mayores de 70 años los más afectados pues apenas sobreviven.
Obsérvese, 7 de cada 10 cubanos han dejado de desayunar, almorzar y comer por la escasez de alimentos e inflación, afectándose los ancianos quienes igualmente no tienen acceso a medicamentos sea por la falta de suministros en el sistema de salud pública o sus costos en el mercado informal.
La nueva política pública es abstracta y sin estrategia alguna orientada a dignificar a la persona humana, no ofrece paliativos a una tercera edad que yace en la miseria extrema, obligada a trabajar como esclava hasta la hora de su muerte sin más razón que oscuras voluntades.
Así marcha la implementación de la Agenda 2030 en Cuba, con la única intención en las autoridades de eliminar la pobreza; eso sí, eliminando a los pobres, no sin antes convencerlos cínicamente que no son dignos de vivir y finalmente tomen la decisión “voluntaria” de suicidarse.
Hay que volver a los valores humanistas, revisar la Economía Social de Mercado para dar oportunidad al desarrollo y la convivencia en beneficio de todos, porque “los que trabajan por la paz siembran en la paz y cosechan frutos en todo lo bueno” (Santiago 3, 18).<