Reynaldo Quesada Peña se desempeña como jefe de brigada en la Unidad Empresarial de Base “Ramón Peña”, subordinada a la Empresa de Ferrocarriles de Occidente. Su actividad fundamental se centra en la transportación de alimentos hacia el centro del país.
En estos tiempos de pandemia por el nuevo coronavirus la actividad no se detuvo, máxime por la necesidad de llevar a cada necesitado los escasos alimentos disponibles. A mediados de abril se incrementó en todo el país la cantidad de establecimientos que cerraron sus negocios, lo cual se convirtió en una problemática para el equipo de trabajo de Reynaldo, pues a ellos les pagan una dieta para alimentación durante el viaje y apenas encuentran lugar donde adquirir alimentos.
Ante esta situación solicitó una entrevista con Armando Rodríguez, director de la Entidad pidiéndole se valorara la posibilidad de gestionar una merienda para el viaje o coordinara con alguna institución o establecimiento en los territorios que le vendieran alimentos. Reynaldo le recordó que tenían que estar muchas horas de viaje y que en la vía férrea era difícil encontrar algo en las estaciones donde tenían que realizar paradas.
El director le refirió que iba a ver qué podía hacer, pero no le daba mucha garantía. Ante esta repuesta Reynaldo expresó que esto no era solo el sentir de su tripulación sino también de otras que ya habían confrontado estas dificultades.
A la semana siguiente salieron bien temprano para Ciego de Ávila en un viaje que duró alrededor de 7 horas por el estado de las líneas férreas y las paradas que tuvieron que realizar. En todo el trayecto apenas encontraron alimentos y líquidos para ingerir y, después de llegar al hotel donde debían hospedarse, solo tenían la ración de comida correspondiente y en los alrededores nada para “calzar”; por lo que tuvieron que irse a dormir con el estómago medio vacío.
De regreso a La Habana los tripulantes fueron directo a la oficina de Armando, quien los recibió de mala gana. Al referir Reynaldo todo lo acontecido en el viaje, el cual tuvo como positivo que lograron entregar los productos sin dificultad; el director les comunica que… no tenia respuesta para su problema y si no les convenia que no transportaran más mercancías.
Reynaldo indignado le contestó que no era un problema de dar o no el viaje, que la transportación era una tarea importante e imprescindible pues la población necesita de estos productos, más en los momentos de tantas carencias e incertidumbre que se están viviendo. Que él mejor que nadie conocía de la responsabilidad y abnegación de su brigada; que la respuesta y actitud suya como director si era inapropiada.
De la oficina del director, Reynaldo y su tropa salieron para el Ministerio del Transporte, donde solicitaron ver a un funcionario de la Dirección General de la Unión de Ferrocarriles de Cuba.
En el lugar fueron recibidos a la entrada del Ministerio del Transporte por Néstor Duran, Director de Seguridad Ferroviaria de la Unión de Ferrocarriles de Cuba, el cual escucho sus criterios y quedó en tramitar sus opiniones y darle respuesta con posterioridad.
Ante esta actitud del funcionario de los ferrocarriles, Ernesto Perdomo, uno de los tripulantes se vira para Reynaldo y le dice: “… al final seguimos en las mismas, ahora se demoran en darnos una respuesta y después tratan de convencernos de continuar trabajando con ahínco y por la Revolución, pero sin solucionar el problema que tenemos… que fastidiados estamos!!”