Los últimos días del mes de febrero del presente año, llegaron a los cubanos con la novedad de que, sumado a las carencias recurrentes que invaden su día a día, deberán lidiar ahora con la ausencia del pan que se distribuye como parte de la canasta familiar normada.
Según fue informado por las autoridades del país, las afectaciones con el necesario producto se deben a la escasez actual de harina de trigo para elaborar el mismo, a causa de retrasos en la llegada de cargamentos de la misma a la isla.
Esta compleja problemática tiene lugar en medio de un escenario crítico en el que, casi la totalidad de los productos subsidiados por la libreta de abastecimiento, están sufriendo severas afectaciones desde hace varios meses. En este sentido, la ausencia del “pan de la bodega” viene a ser para muchísimos cubanos una realidad insostenible.
Con la desaparición de productos como cárnicos y lácteos al alcance del bolsillo de un trabajador estatal corriente, el pan normado (pese a su cuestionable calidad) venía a ser una especie de sustituto y garante ante la profunda escasez, mayormente para desayunos y meriendas de los niños.
De esta forma, será otro alimento de primer orden que desaparecerá de la mesa del cubano por buen tiempo; puesto que no todos pueden pagar entre 200.00 y 250.00 CUP, precio actual en el que se comercializa una bolsa de diez panes, en cafetería y panaderías particulares.