Bajo la mirada amenazadora de los dirigentes de la agricultura y la ANAP, viven hoy la mayoría de los usufructuarios de esta provincia, el gobierno prioriza cultivos según la temporada del año, pero no ayuda al desarrollo para una buena cosecha de estos.
Las promesas van desde la construcción de un pozo, la venta asequible de sistemas de riego y la garantía de los productos de fumigación, pero luego de preparadas las tierras con estos fines, las promesas quedan en el aire y la mayoría debe invertir de su propio bolsillo y a precios elevados para lograr las cosechas.
La inversión para la siembra de siete hectáreas de frijol con el fin de colaborar con la canasta básica supera los 25000 pesos, la mayoría de las veces las entidades involucradas esperan a que se realice la siembra y luego dicen que los recursos no han llegado todavía, los campesinos se ven obligados a continuar con el cultivo por sus medios.
“ Lo más doloroso es que cuando cosechamos, entonces vienen de la Delegación de la Agricultura, de la ANAP y de la cooperativa a la que estamos obligados a pertenecer y nos dicen que tenemos que entregar el 55 %, de no hacerlo como las tierras son en usufructo nos las pueden quitar “; comentó un campesino que no quiso ser identificado y continuó diciendo, “ lo que nos pagan por esto no da ni la tercera parte de la inversión, lo que nos queda lo vendemos por fuera para recuperar pero en realidad la ganancia es muy poca, esto se está repitiendo mucho en los últimos años, ya unos cuantos han entregado sus tierras “.
Este Observador económico realizó una encuesta a 26 usufructuarios de los municipios Bayamo, Guisa y Manzanillo y 18 coinciden en este problema, solo ocho se han beneficiado de los recursos que debe garantizar el Estado para todos, según los encuestados en ocasiones van funcionarios del Gobierno y el Partido, hacen las promesas, pero no se cumplen.