Desde siempre, la carne de cerdo y sus derivados son preferencia en la mesa de los cubanos, desde antaño recreado en canciones populares como “el mamífero nacional”. También se hizo costumbre que, en la mayoría de las viviendas en zonas rurales y semi rurales, críen al menos uno de estos animales ya sea a modo de inversión para la compra de cualquier bien o servicio que se necesite o como fuente de alimento con sus carnes. (1)
Los precios variaban según la región del país y la disponibilidad de producción de cada provincia, pero en la región oriental la libra al corte de carne de cerdo costaba 25 pesos cubanos en promedio en los últimos cinco años anteriores a la crisis sanitaria.
La crisis económica que azota a Cuba, acrecentada con la llegada del COVID 19 y el reordenamiento monetario impuesto por el Gobierno, han hecho que en poco tiempo haya desaparecido esta fuente de alimentos de los mercados estatales y privados y se cotice hoy a un precio de 110 pesos cubanos por libra en la mayoría de las provincias de esta región cubana históricamente con las mayores tasas de desempleo, embarazo juvenil, abortos, alcoholismo y violencia intrafamiliar del país.
Según opinión de algunos campesinos productores de carne de cerdo no resulta rentable incrementar la crianza de estos animales con fines comerciales, más allá de dejar alguno para el consumo familiar. Entre las razones aportadas hubo coincidencia en el alto costo de los alimentos y otros insumos que se destinan a la crianza y la escases actual de disponibilidad de pie de cría.
Aun cuando las autoridades cubanas, ante el evidente contrasentido económico del paquetazo ordenamiento monetario, recorrieron las principales provincias del país con el propósito de convencer a los productores agropecuarios de los beneficios de la fallida política económica, e incluso se reevaluó la política de precios centralizadas de insumos, solo algunos productores campesinos se arriesgan con la siembra de millo, la llamada yuca acida para la elaboración de yogur, entre otros sucedáneos, para la alimentación de cerdos criollos vinculados a la producción que obtengan de lo sembrado.
Lo cierto es que la venta de carne de cerdo tiende a desaparecer provocando un bache más en la tan escasa alimentación que se le vende al pueblo, es el negocio más perseguido por los inspectores de la Dirección de Inspección y Supervisión y la policía debido a la guerra que se planteó el Gobierno contra los altos precios, pero este mismo Gobierno no se encarga de crear alternativas de ventas a menor precio y de alimentos asequibles para su cría.
Sigue siendo incierto el futuro alimenticio de los habitantes de la región oriental del país que se ve cada vez peor en una crisis sin precedentes y sin estrategias efectivas para tratar de salir de ella.
(1)La espiral inflacionaria ha llevado a que productos de primera necesidad como el arroz y el aceite vegetal se coticen en mercados informales a 50% por encima del resto del país.