Los conocidos como ¨Carretilleros¨, son personas que circulan por las calles cubanas vendiendo productos agropecuarios. Cuando decimos que están en extinción no es una exageración, es la cruda realidad.
La Resolución 104 del 2019, emitida por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, establece las actividades que se pueden ejercer como Trabajo por Cuenta Propia, su denominación y alcance. En ella se puede leer en su Disposición Especial Primera:
Mantener suspendido el otorgamiento de nuevas autorizaciones en las actividades “Vendedor mayorista de productos agropecuarios”; “Vendedor minorista de productos agropecuarios”; “Carretillero o vendedor de productos agrícolas en forma ambulatoria”; Entre otras.
Los trabajadores que actualmente se encuentran autorizados a ejercer alguna de estas actividades pueden continuar realizándola.
No bastaba con las limitaciones que le imponía la propia legislación desde que se comenzó a dictar al respecto para, además, en un momento determinado suspender la entrega de nuevas licencias.
Un Carretillero transporta o carga en su implemento de transporte productos agrícolas para su comercialización. No se puede establecer en un área fija, no puede utilizar vías principales, no puede detenerse para realizar ventas a menos de 100 metros de lugares dedicados a la venta de productos agropecuarios. No puede comercializar productos elaborados, entiéndase puré de tomate, mermeladas, turrones o barras de guayaba. De la misma forma, no puede vender arroz, papas, granos y otros liberados con precios centralmente establecidos. Y para finalizar las prohibiciones, no puede realizar la actividad con un medio de tracción animal o automotor.
Se resaltan los No para que se aprecien las 6 limitaciones que tiene de forma tácita está sola actividad. Adicionando a esto, que este Carretillero no tiene donde comprar productos, ya que similar a su caso no se entregan licencias para el Vendedor mayorista de productos agropecuarios.
Ante la carencia de productos a comercializar y poder ejercer la actividad de forma legal y el exceso con que los persiguen los inspectores, muchos han optado por entregar sus licencias y dedicarse a otras cosas.
El caso es que cada día van quedando menos de estos personajes que a este observador económico, en lo personal, gusta llamarlos ‘facilitadores sociales’. Ellos te llevan a la puerta de la casa los productos del agro, incluso los que no hay en ningún punto venta estatal. Que el precio es mayor, si es verdad, pero la calidad es mejor que en los Mercados Agropecuarios Estatales y lo veo como esa otra opción tan necesaria en una sociedad que consume.