En días resientes en el municipio de Matanzas, provincia del mismo nombre al occidente de Cuba, se circuló una lista de precios topados dispuestos por el Gobierno. Lista de precios que “deben” ponerse en práctica por los Carretilleros (trabajadores autónomos con licencia de vendedores ambulantes de productos agropecuarios).
Este es un tema que se ha tratado en un sinnúmero de ocasiones y nunca se ha logrado poner el cascabel al gato. Su incumplimiento se plantea por la población en los pocos espacios que tiene y no se resuelve. Se han publicado artículos en el periódico Girón, órgano de prensa oficial del Buró provincial del Partido Comunista de Cuba en Matanzas, y hasta por el telecentro provincial, TV Yurumí, y….no hay solución.
Al escribirse este despacho se representan en la conciencia del observador económico sentimientos encontrados. Por una parte, está la condición de ciudadano necesitado de los productos que venden estos carretilleros a precios exorbitantes, a los que apenas se puede acceder. Por otro lado, aflora el bichito del análisis y los cuestionamientos de los porqués, y ese prevalece.
La pérdida de credibilidad del Gobierno a todos los niveles es un hecho palpable en cada disposición que hace pública. Los Mercados Agropecuarios Estatales apenas cuentan con productos para la venta. Sólo los están abasteciendo los fines de semana y en pocas cantidades. Los Trabajadores por Cuenta Propia que realizan actividades de compra-venta de productos agropecuarios apenas existen ya que el propio Gobierno se ha encargado de ponerlos en extinción con tantas limitaciones, trabas y persecución.
A pesar de no contar con locales donde comprar productos con ofertas mayoristas, los particulares normalmente tienen productos que el Estado apenas expende y cuando lo hace es con productos de mala calidad. Los vendedores ambulantes te ofertan, por ejemplo, habichuela. Es cierto que es mucho más cara que en un organopónico que la produce y la vende a 3 pesos el mazo, mientras que el particular es a 10 o hasta 12. Pero este último te la lleva hasta la puerta de la casa. Quizás hay que llegar a un consenso entre productor-vendedor y Gobierno.
Este último como órgano regulador local debe evaluar un margen de ganancia para este vendedor ambulante. Permitiendo legalmente el acceso a productos con precios similares a los de ACOPIO (ente estatal intermediario entre el productor agrario y los mercados). Incluso si se nos permite soñar, permitiendo acceso a insumos necesarios para realizar la actividad, entiéndase ropa y calzado y repuestos para el medio donde transporta la mercancía. Al final circulan por la ciudad cualquier cantidad de artefactos que solo afean el ornato público.
Igualmente hay que trasmitir un mensaje de solidaridad y fraternidad a los vendedores de todo tipo. Se están aplicando fórmulas de ganancia excesivas que al final terminan afectando al pueblo. Ya mencioné el ejemplo de las habichuelas, pero algo similar ocurre con vendedores de pan. Compran el pan en panaderías estatales a 80 centavos y los revenden a 2 pesos o compran el pan suave a 3 y lo venden a 5. Otros compran dulces en una dulcería estatal a 1 peso y los venden a 2.
El tema económico de Cuba va más allá de eliminar el CUC o peso convertible, subir salarios, eliminar subsidios y devaluar el peso nacional. Urge hacer reformas económicas reales y con beneficios para todos los entes participantes, liberar las fuerzas productivas según los estándares internacionales y formar ciudadanos con conciencia ciudadana, fomentando la solidaridad hacia el interior del país.
En la fotogafía: Carretillero (trabajadores autónomos con licencia de vendedores ambulantes de productos agropecuarios. Fotografía del Archivo Observatorio Económico.