La estrategia económica del gobierno cubano tiene entre sus objetivos la reactivación del comercio interior a partir del desarrollo del sector privado nacional.
De esta manera, el Ministerio de Educación implementa una política educativa para dinamizar la sociedad cubana y la transformación de las relaciones económicas.
Pero, se desarrollan metodologías orientadas a la reproducción de habilidades que limitan el pensamiento crítico y los procesos de innovación desde edades tempranas.
Aunque, debe promoverse la formación por competencias para la producción del conocimiento, que estimula la innovación en los jóvenes y su actitud hacia el emprendimiento.
Se capacitaría a los estudiantes para su inserción en las actividades relacionadas al trabajo por cuenta propia y la cooperativas, actores que inciden en el desarrollo social.
El contexto muestra el desinterés de las autoridades que incide notablemente en el éxito de los emprendedores, a pesar de su contribución a la economía doméstica.
La situación limita a más de 1 millón y medio de estudiantes en el país que se insertarán laboralmente en el transcurso de los próximos 10 años, pero sin capacidades incorporadas.
Las nuevas generaciones han sido víctimas de la agonía de un modelo educativo que se resiste a perecer ante las trasformaciones de los paradigmas educativos en el Siglo XXI.
Es imprescindible una reforma educativa que motive a las fuerzas productivas hacia la producción de bienes y servicios, para cumplir al Plan de Desarrollo 2030 de las Naciones Unidas.