El Gobierno cubano si bien no estimula abiertamente la proliferación del marabú, tampoco se desentiende del mismo. Más allá de incentivar su limpieza para la producción de alimentos que tanto demanda el país, firma convenios de exportación del vegetal convertido en carbón de leña.
El marabú es una plaga terrible e invasiva que inhibe el desarrollo agrícola en Cuba. Se trata de un arbusto no comestible que puede llegar a alcanzar hasta 8 metros de alto. Su nombre es sinónimo de desgracia por lo que muchos campos infestados con ella, dejan de ser cultivables. Su erradicación es muy difícil y costosa.
La mayor de las fitoplagas que consume los campos de la Isla se concentra fundamentalmente en un grupo, nada despreciable, de tierras ociosas que tiene el Estado cubano desde la polémica reforma agraria de 1959. Se trata de tierras que ante de los años ´90 fueran dedicados a los cultivos de caña de azúcar y formaran parte del agudo retroceso de la industria azucarera.
En la actualidad, el Estado cubano tiene en propiedad el 77% de las 6.2 millones de hectáreas aptas para la agricultura, de las cuales 2.7 millones se corresponden con formas estatales tipo sovjoses soviéticos o comunas maoistas y 2.1 se encuentra en calidad de arrendamiento.
De la tala y quema del marabú se obtiene uno de los rubros exportables de Cuba en los últimos cinco años: el carbón de leña. Empleando ese mecanismo esclavizador y explotador quienes se ven forzados a asumir ese trabajo duermen en los propios campos. Muchas veces a la intemperie, bajo carpas improvisadas o sobre ramas secas, entre el fango, el abrazante sol y los mosquitos. Por su parte, la propaganda política oficial se jacta de decir que dicho carbón es producido por los agricultores omitiendo las inhumanas condiciones en que trabajan.
Y si hablamos de los convenios y contratos que le realizan a campesinos y cooperativas, nos percatamos del abusivo salario al que se le compra la mercancía. A finales de la década del 2010, Flora y Fauna, la empresa “autorizada” a comercializar este tipo de productos, pagaba a razón de 20 pesos cubanos y algunos centavos en pesos cubanos convertibles a los productores del mismo mientras vendían los contenedores a miles de USD.
Esta es una de las razones que ha desestimulado su despunte pues en el mercado informal, actualmente un saco de carbón se cotiza a más de 5 veces lo que paga el Estado. De igual forma, con el tarifazo eléctrico, emprendido como parte del ordenamiento monetario, muchas familias, sobre todo del interior del país, han apelado por esta vía, así como las cocinas de leña para abaratar gastos.
El carbón vegetal de marabú se ha vuelto entonces un negocio emprendido por la empresa Coratur S.A., con dividendo que terminan en las arcas militares. Otros socios comerciales son empresas de Alemania, Gran Bretaña, España y Arabia Saudí. Por ello constituye una vergüenza para el pueblo, que sus decisores se vanaglorien de los marabuzales cuando el hambre y la escasez azota al país.