Rómulo Ceballo Batista es un artemiseño jubilado hace varios años. Un día decide reiniciar nuevamente la vida laboral, ya que su único hijo falleció y este quedó prácticamente desprotegido, pues gana una pensión de 242 pesos lo que equivale a 9 dólares al mes. Dicha pensión no le alcanza para casi nada y tiene grandes carencias.
En los meses de octubre y noviembre recorrió en busca de trabajo varias entidades, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, las oficinas de los Trabajadores Sociales y fue en vano.
Cuando sus esperanzas parecían estar perdidas, pasó por un lugar donde vive un Trabajador por Cuenta Propia el cual se dedica a vender plantas ornamentales y medicinales. Entró a ver las ofertas del dueño de aquel vivero de plantas y le contó con tristeza su situación. Desde ese día Rómulo se reincorporó al trabajo en el vivero «La semilla». Allí permanece regando las plantas con agua, echándole abono y cuidando que no se las roben. Recibe una remuneración acorde a su trabajo y sobre todo,,, se siente vivo nuevamente.
Siempre hay una salida a nuestros problemas, cuando menos lo imaginas aparece una alternativa.