La apertura y ampliación de negocios privados en Cuba se define como un rompecabezas imposible de armar: la falta de mercados mayoristas con los recursos suficientes, las trabas al gestionar una patente, las nuevas leyes y regulaciones del Estado y el asedio constante de inspectores hace imposible el desarrollo de negocios.
La mayor de las trabas se define con una frase simple: “no hay libertad económica “.
Un joven emprendedor holguinero, quien no quiso ser identificado, comentó: ” Cuando pensamos que todo iba a mejorar, llegaron las cuentas fiscales obligatorias, los resultados de esta medida se van a ver cuándo toque pagar el fisco a principios de año, ahí es cuando unos cuantos cuentapropistas van a llorar y desesperarse, no nos permiten desarrollo, nadie puede crecer económicamente “
“ Yo abrí un negocio de ventas de ropa y artículos del hogar-continua- y con las medidas aduaneras en los últimos tiempos tengo más pérdidas que ganancias, no puedes poner más de un punto de venta por que la patente no lo permite, contratas a un ayudante y tienes que estar junto con el vendiendo por que si los inspectores lo agarran solo lo multan con 1500 pesos y puede que hasta nos retiren las patentes, no podemos pensar en crear empresas o cooperativas, no hay esperanza”.
Muchos son los jóvenes que comienzan un negocio y al poco tiempo tienen que cerrar quedando con deudas que en la mayoría de los casos demoran en pagar o se ven obligados a vender sus artículos del hogar para sufragar gastos.
Los emprendedores en Cuba necesitan de formación en negocios, administración y todos los temas referentes a la economía, pero sobre todas las cosas necesitan trabajar sin trabas, el desarrollo económico es casi nulo en este país y mientras la ideología sea la de trabajo de esclavos se hace imposible un avance visible.