Como es sabido el sistema de distribución de alimentos y en particular de los productos del agro, sigue siendo una asignatura pendiente para la agricultura y el ministerio de comercio interior cubano. No sabe el Estado que hacer para poder controlar los precios y tratar de garantizar una distribución aproximadamente “justa”. Por otro lado los revendedores siguen haciendo de las suyas y son casi imprescindibles para muchas familias cubanas, que no logran alcanzar la papa que les toca por la libreta de abastecimiento normado y tienen que recurrir al mercado subterráneo. Mercado subterráneo que cada vez esta mas a flor de tierra porque todo el mundo lo ve, lo sabe y también participa de él si quiere resolver sus necesidades mas apremiantes. La política comercial cubana impone tazas de impuestos o recargos comerciales que elevan los precios a mas del 120% por encima de sus costos o precios de compra, afectando el salario y el poder adquisitivo real de “los cubanos de a pie”, provocando que la mayoría de los productos sean inclusive mucho mas caros que como los que venden los intermediarios revendedores del mercado subterráneo.
Si quieres comer papa tienes que pagarla a 3 o 4 pesos la libra. La que vende el Estado en sus Mercados Agropecuarios Estatales a 1 peso en moneda nacional no alcanzo para todas las familias. Sobre todo los que se quedan sin poder adquirir este recurso tan preciado por el pueblo, son las familias trabajadoras que no pueden hacer las colas en horario de trabajo.