Como si nada estuviera pasando en la isla, el gobierno anunció recientemente estar dando todos los pasos, para la necesaria liberación de las fuerzas productivas. La creación de las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES), privadas y estatales, es una realidad y fue presentada por el ministro de economía, como un “perfeccionamiento de la empresa estatal socialista y del trabajo por cuenta propia (TCP)”.
Cuba se encuentra sumida en un profundo caos económico y social, como parte de aguda crisis que viene enfrentando desde 2019 y que se agravó con la llegada de la Covid-19, el arreciamiento de las medidas de la administración Trump y la aplicación de la nefasta tarea ordenamiento.
Hoy, un TCP tiene dos y tres trabajadores y un sinnúmero de limitantes. Para que se redireccione a un MIPYMES y tenga quince, 20 o 40 trabajadores, se impone su constitución jurídica, la cual quedará lista para agosto o septiembre. Ello le permitirá, en principio, más autonomía y capacidad de gestión; parámetros que están por verse ante la escasez generalizada de bienes y servicios que presenta el país y el burocrático mecanismo de importación de insumos, que se encarece ante la nueva “penalización” del dólar, la carestía y complejidad en la adquisición de la MLC y la insolvencia del régimen para ofertarlos.
Sin embargo, el Estado reconoció que llevará tiempo y gradualidad su implementación “para que el Gobierno conduzca el proceso y no haya ninguna distorsión, se liberen las fuerzas productivas, haya responsabilidad social de los actores económicos y pueda separarse el patrimonio individual del de la entidad”.
El oficialismo, insistió en defender la función rectora de la empresa estatal socialista dentro del modelo centralizado de la economía. Las tan solicitadas aperturas de espacios que liberen las fuerzas productivas, solo son presentadas por el Estado como “reformas” dejando claro que seguirán controlándolas desde múltiples aristas y nunca, constituirán un retroceso en lo alcanzado, mucho menos, la privatización de la economía.
Otra de las limitantes es la intencionada migración de los TCP a MIPYMES sin tener en cuenta que para tener más autonomía y capacidad de gestión no hace falta necesariamente contratar 20 o 40 trabajadores.
Cuba cuenta hoy con cerca de 700 mil TCP y muchos consideran que el Estado libera sectores que no son vitales ni importantes para su desarrollo. Todas sus medidas se basan en “try and error”, un terreno peligroso donde se juegan la supervivencia del sistema mientras condenan a millones de cubanos a vivir atrapados entre el hambre y la miseria.