El régimen de La Habana anunció ambiguas medidas económicas, para distraer la mirada de la prensa internacional sobre la represión que ejercen los militares en poblaciones civiles; en medio de las duras críticas recibidas por parte de los gobiernos de la región.
Se pretende otorgar permisos de importación personal de alimentos y medicinas a los viajeros que entren a la Isla; en contradicción, con la falta de vuelos que arriban a los aeropuertos y en deterioro de las tiendas que comercializan dichos productos a través de tarjetas en MLC.
A lo anterior, sumar que la medida tiene un carácter temporal y se prevé su implementación hasta el 31 de diciembre del 2021, cuestión que irrita a los ciudadanos, pues el binomio Canel-Marrero han considerado calmar los reclamos del pueblo con migajas.
La realidad muestra a un gobierno cubano divorciado del contexto social y olvidado de los problemas originados por el impacto negativo de la Tarea Ordenamiento; además, con limitaciones en la capacidad de manejo de conflictos sociales.
La intención es obtener financiamiento de organizaciones internacionales para el rescate de las MIPYMES estatales, que se encuentran en serios problemas de financiamiento por continuas pérdidas y bajos niveles de utilidad en sus Estados Financieros.
Mientras, en las calles y ciudades del país continúan los ciudadanos que reclaman la dimisión de Díaz-Canel, luego de su llamado el pasado 11 de julio de 2021 a la confrontación y la guerra, cuestión que indignó a la comunidad internacional.
Es importante para la sociedad cubana la salida del gabinete castrista del poder y con ello conformar un gobierno de transición, porque un presidente es padre amoroso de la nación y un padre no pone a enfrentar a sus hijos, sino que acompaña fraternalmente.