Pese a la persistente escasez de medicamentos en la isla, tanto en farmacias como a nivel intrahospitalario, el mercado informal continúa intentando solventar la crisis farmacológica que tan sensiblemente afecta a los cubanos.
La comercialización de medicamentos importados ha devenido en los últimos tiempos única alternativa para aquellos que requieren totalmente de fármacos indispensables para cumplir con tratamientos médicos (tanto temporales como de consumo diario), ante la presencia prácticamente nula de los mismos en la red de farmacias y hospitales.
Dentro de los grupos farmacológicos más afectados, los psicofármacos han venido a ser, por mucho, uno de los más demandados y cotizados dentro del mercado informal. El Alprazolam, Clordiazepóxido, Clonazepam, entre otros, se encuentran encabezando la lista de ansiolíticos que el cubano persigue por la calle y las redes sociales.
Por los espacios virtuales, circulan cotidianamente anuncios desesperados en los que se cambia una bolsa de leche por Alprazolam, o algunas libras de arroz u otro «preciado» alimento de la canasta básica, por cualquiera de estos fármacos y sus variantes.
Cabe resaltar que en medio de la situación actual en la que se encuentra el país, el consumo de «pastillas para los nervios» (como popularmente se le denominan) y la automedicación con estos fármacos por gran parte de la población adulta media y mayor, ha dado al traste en gran medida, con los elevados precios que hoy poseen: 700.00 y hasta 1000.00 CUP por un blíster de apenas 15 tabletas.