Es sabido que la economía cubana no genera recursos para su desarrollo, o dicho de manera más simple, el modelo económico frena el desarrollo de las fuerzas productivas. En realidad pudiéramos estar mejor, potencialidades para ello tenemos, lo que falla son las estrategias y políticas económicas del Gobierno.
Si no hay recursos, se compra en el exterior y eso implica endeudamiento externo. Pero ¿cómo pagar lo adeudado y seguir creciendo en economía? Una forma pudiera ser atrayendo capitales externos hacia la economía donde se producen bienes y servicios, o sea, que tengamos más riqueza: alimentos, ropas, transportes, electricidad, mejor sanidad, educación y cultura. Esa es la inversión extranjera.
Pero hay que tener en cuenta que esos capitales no abundan por lo que para atraerlos existe una gran competencia entre países, hay que ofrecerle seguridad al capital de que no les pasará nada, que tendrá utilidades y que luego podrán seguir su curso a otros lugares. La paradoja aquí es que la economía cubana pudiera ser atractiva, tiene sectores atractivos pero no lo son los instrumentos jurídicos que regulan la actividad y mucho menos las políticas económicas del Gobierno.
Veamos otro ejemplo: el sector del turismo, pionero en recibir inversión extranjera con el consiguiente desarrollo de una significativa infraestructura turística, pero las políticas económicas del gobierno cubano no han logrado que ese sector sea capaz de estimular al mismo tiempo y de manera sostenible producciones nacionales. El turismo necesita de sábanas, materiales de construcción, agua, electricidad, telefonía, flores, transportes…alimentos, todo con altos niveles de calidad.
Pero, si la agricultura cubana, y ya sabemos los problemas que la afectan, no es capaz de satisfacer los requerimientos de tomates y mangos, por solo citar dos productos agrícolas, con la calidad que se requiere. ¿Qué ocurre? Pues se traen de México o de la República Dominicana. Esos recursos se escapan al exterior. Son políticas fallidas.
En la actualidad nadie apuesta por una economía que sustenta sus políticas en un modelo que las propias autoridades cubana, incluido Raúl Castro, consideran agotado y que se muestra contradictorio, ineficaz y desesperanzador para el ciudadano común.
Cuba plantea que requiere de 8 mil millones de dólares estadounidenses por inversión extranjera en cuatro años. Esa cifra pudiera estar muy por debajo de las necesidades de financiamiento externo requerido por la maltrecha economía nuestra, pero obtenerlo es irreal si se conoce que esa misma cifra fue el monto total recibido por el conjunto de todas las economías del Caribe insular por concepto de inversión extranjera en 2015.
Hay que ser realista, no hay muchos capitales dispuestos a invertir en la Cuba actual. No basta el discurso y la retórica oficiales. Los capitales no entienden de eso y ponen sus reglas del juego y sin recursos externos no podemos salir adelante. Ese dilema tienen que resolverlo todos los gobiernos del mundo, menos el de Cuba que no lo quiere entender así. Es cierto que el embargo de los EEUU., ha tenido sus efectos negativos en la realidad económica cubana pero, a mi juicio, lo más dañino han sido las políticas económicas que sustentan las estrategias de desarrollo del PCC.
Por otra parte existe un extraordinario potencial de inversión de capitales especialmente interesados en desarrollar la economía cubana. Me refiero a los recursos de la emigración cubana los cuales superan los actuales requerimientos de capitales de la economía para su crecimiento sostenible y solo esperan cambios en Cuba que favorezcan su inversión en gran escala. Esa realidad podrá ser superada con una transición democrática y un nuevo proyecto de País que beneficie a los cubanos y cubanas de todas partes.