El partido&/gobierno de Cuba acaba de dictar una norma de protección al consumidor: la Resolución Nº54 del Ministerio de Comercio Interior publicada en la Gaceta Oficial con fecha mayo 4 del 2018; el órgano oficial al publicar la nota anuncia una futura Ley al respecto. Legislación similar existe en la mayor parte del mundo hace años, estando incluida en la Constitución de varios países.
Ahora bien ¿Qué alcance práctico tiene esa legislación en las condiciones de la economía cubana? ¿Como otras normas jurídicas en Cuba será de imposible aplicación? Veamos algunos aspectos de la Resolución y las realidades que las condicionan.
- Recibir productor y servicios que cumpla con los requisitos de calidad y seguridad.Esto parece un chiste al ver los productos ¿cárnicos? elaborados por entidades estatales cuyos componentes son desconocidos, varían según su disponibilidad y no mantienen homogeneidad, no solo entre envíos sino en el mismo lote. O productos agrícolas desverdizados −no maduros− por productos químicos tóxicos. Estas situaciones y otras se justifican con la “situación económica del País” y el bloqueo estadounidense, obviando la dilapidación del Patrimonio estatalizado y de los recursos provenientes de créditos no pagados, importe mucho mayor que la calculada por el partido&gobierno como daños causados por éste.
- Acceder a información veraz que posibilite la elección de la opción de compra. Otro chiste en un País donde el desabastecimiento es norma y la opción se reduce a lo tomas o lo dejas.
- Contar con garantía, compensación e indemnización. Esto resulta una cruel ironía: en las páginas de “Cartas” del órgano del partido&gobierno las quejas al respecto son de los temas más tratados y sistemáticamente terminan con la conclusión de que es imposible satisfacer la demanda por causas objetivas: falta de medios para hacerlo. Cierto o no ahí termina el asunto.
- Acceder a modalidades sostenibles de consumo. Con agricultura medieval y obsolescencia del utillaje fabril, más la utilización de la materia prima disponible, no la idónea, resulta un enunciado más que absurdoCuando el Estado es juez y parte, empresario y fiscalizador, esas dualidades terminan con la priorización del cumplimiento del compromiso productivo a todo costo en detrimento de lo demás. La situación de los suelos, los acuíferos, costas, playas y bahías, y hasta el centro de las poblaciones pone en peligro no solo a futuras generaciones, sino a la actual.
- Que se dispense un trato amable, transparente y equitativo. Cuando un cubano de adentro y de abajo viaja al extranjero por vez primera al realizar compras se deshace en agradecimientos al vendedor, el cual lo mira estupefacto. El mayor temor de un consumidor en Cuba es disgustar un dependiente al que la escasez confiere gran poder, en consecuencia atender al usuario − no cliente− resulta una dádiva. De ser extranjero trasmuta de usuario a cliente y el empleado de descortés a servil.
- Protección a la privacidad. En un régimen como el cubano, en el cual el Gran Hermano tiene ojos y oídos en todas partes, tal como en la desmerengada Unión Soviética y satélites, Corea, China o Vietnam, con vigilancia hasta la vida íntima, faltan palabras para describir el concepto, decir ironía es un eufemismo.
Gran parte de las importaciones y ventas proceden de la iniciativa informal, inversores, “mulas” 1 y revendedores; en todos los barrios del país existen vendedores de productos de primera necesidad (café, cigarros, aceites y otros comestibles, ropas y zapatos, combustibles, todo un universo) a precios inferiores a la red comercial estatal y posibilidad de comprar mínimas cantidades más asequibles al cubano de abajo y de adentro. Artículos por lo general procedentes del desvío de recursos −eufemismo por robo− al propietario único: el partido&gobierno.
Esta legislación como tantas otras está distante de la realidad, resulta inaplicable y sus efectos serán totalmente nulos. Los derechos de los consumidores no se realizan en un mercado artificial y coartado, esto lo demostró en el “socialismo real” europeo y su desmerengamiento y en Cuba, que contaba con una red comercial de primer mundo antes de sufrir la suerte del resto de la economía. Reste 60 años a las instalaciones actuales, dótelas de refrigeración y medios de pesaje y podrá imaginar el pasado. Como los almendrones2.