Una zona del Reparto Armando Mestre, en la ciudad de Matanzas, de la provincia del mismo nombre, vivió más de 18 días en cuarentena restrictiva. En términos reales y humanos se trata de 3000 personas residentes en 11 edificios y 2 dúplex las que permanecieron en aislamiento total.
La medida se tomó al detectar seis casos positivos en la zona por lo que estos y sus contactos fueron aislados de inmediato, 113 personas en total. Luego de realizadas las pruebas de rigor solo un caso más dio como positivo. En la zona se activaron 3 consultorios del médico de la familia y una posta médica que prestan servicio las 24 horas del día y se realizaron pesquisas activas diarias. La zona en cuestión se llenó de militares y policías que prohibían cualquier movimiento de los vecinos y la entrada y salida de cualquier persona.
Al concluir la cuarentena se aplaudió y pasaron camiones con banderas, cargados de personal de la salud y militares que participaron en la tarea. Hasta ese momento se les aseguró a las personas en aislamientos todo lo que requerían. Los productos normados por la libreta de racionamiento, medicamentos, módulos de viandas y cárnicos y hasta productos de las tiendas en CUC se los llevaban hasta las casas. No les faltó nunca el pan o las galletas ni los embutidos. Hasta la recogida de los puntos de desperdicios funcionaba como un reloj.
Todo de maravilla…hasta que aplaudieron al concluir la restricción. Fue entonces cuando dichos pobladores chocaron nuevamente con la realidad… la cruda realidad. O sea, la inmensa escasez que viven los cubanos habitualmente.
Volvieron las largas colas (filas) en puntos de venta en CUC, carnicerías y agro mercados, a ver si traen algo y a ver si alcanzo. De los 3 consultorios médicos activados solo funciona uno en horario diurno y la posta médica que se mantiene. Vuelve la escasez de medicamentos.
Varios vecinos que estuvieron en la cuarentena, sobre todo los de avanzada edad, nos confiesan que prefieren mantenerse en aislamiento. Que la vida era más fácil.