En 2021 cayó notablemente el valor de las inversiones extranjeras en Cuba; y con ello, la calidad en la oferta de bienes y servicios ante la escasez de divisas en el mercado interno, situación que fue compensada por la aparición de un Ley de MIPYMES.
De esta manera; el sector privado nacional obtuvo el reconocimiento jurídico bajo la forma de propiedad Sociedad de Responsabilidad Limitada; aunque, en medio de un proceso inflacionario cercano a los dos dígitos originado por la Tarea Ordenamiento.
Y los desequilibrios económicos por la negativa de las autoridades a la aplicación de la Resolución 427/2019 del Ministerio de Finanzas y Precios, que otorgaría con su puesta en marcha beneficios fiscales a los emprendedores ante la COVID-19.
Sumado a ello; la permanencia de un Sistema Tributario de carácter progresivo y una presión fiscal ascendente a un 42%, hacen que los empresarios privados nacionales sostengan las elevadas partidas de gastos públicos que sufragan al gobierno.
Todo se complejiza cuando disminuye en la sociedad el consumo y se afecta la captación de ingresos al Presupuesto del Estado por concepto de impuestos sobre las ventas minoristas, situación que trascenderá hasta dañar a los empresarios extranjeros.
Por otro lado; resultan insuficientes las líneas de créditos y fondos de inversiones ofertadas a las MIPYMES, Cooperativas y Cuentapropistas por parte de entidades financieras y el sistema bancario, pues no están enfocadas en la producción y el mercado interno.
Se deberá realizar cuanto antes la liberación del ejercicio privado de los servicios profesionales en favor de una reforma tributaria, que disminuya el déficit fiscal ascendente a 1 928 238 060 USD y mejore la distribución de la carga pública por concepto de impuestos pagados.
En tales circunstancias; las autoridades han de acelerar en 2022 el proceso inflacionario hacia valores en la línea de los tres dígitos, para alcanzar en próximos años un punto de equilibrio financiero diseñado sobre una tasa cambiaria de 250 CUP x 1 USD.